[Casar Antes de Amar + Ambos Primeiro Amor + Correr Atrás da Esposa + Andando na Ponta da Lâmina + Tomando à Força]No dia em que Natália Garcia se divorciou, um acordo de divórcio foi de repente exposto na internet, se tornando imediatamente um tópico muito popular.A razão do divórcio foi marcada com uma caneta vermelha: o marido tinha disfunção sexual, incapaz de cumprir suas obrigações matrimoniais.À noite, ela foi bloqueada por alguém nas escadarias.A voz grave do homem ressoou:- Vou provar se tenho ou não essa disfunção sexual.Após o divórcio, Natália deixou de ser uma simples funcionária de escritório e se tornou a mais jovem e talentosa restauradora de artefatos históricos.Então, ela percebeu que seu ex-marido, que costumava passar longos períodos longe de casa, estava aparecendo com uma frequência cada vez maior na sua frente.Durante um evento, alguém perguntou a Natália o que ela achava do Presidente Rocha agora, e ela reclamou preguiçosamente:- Um chato insuportável, naturalmente teimoso, só ama aquela pessoa que não o ama.No entanto, Douglas Rocha se aproximou e a ergueu no colo, dizendo:- Por mais que eu seja teimoso, você não demonstra nenhum sinal de compaixão.
Ler maisZara
Tomar el autobús en medio de la lluvia es la cereza del pastel para mi terrible predicamento, por fortuna consigo alcanzarlo antes de que me dejase atrás, aunque tuve que quedar empapada en el proceso.
Estoy segura de que esta pinta no me va a ayudar a conseguir el trabajo, pero no puedo regresarme o llegaré realmente tarde.
Trato de secarme con el papel que llevo en la mochila sin mucho éxito. Suspiro con pesadez y pasados veinte minutos (y eso porque no me encontraba ni cerca de casa), consigo estar frente a la gran empresa “Lupus Security Service”. Es la única de todas las que busqué que no exige experiencia en el área de secretaría, y el salario parece demasiado bueno para ser verdad.
La lluvia sigue cayendo de forma torrencial, tanto que casi no me deja visibilidad a unos pocos metros de distancia. Me envuelvo bien en mi abrigo gris oscuro y salgo corriendo con el paraguas para evitar mojarme más.
Voy con la cabeza gacha y solo mirando mis propios pies, tanto así que no me doy cuenta de que voy corriendo directo contra alguien más.
Mi cuerpo choca con el suyo de forma abrupta. Caigo hacia atrás y mi paraguas rueda por el piso lejos de mí. De inmediato me vuelvo a empapar de la lluvia. El agua se desliza por mi cabello y mi rostro, impidiéndome ver con quién tropecé.
—Lo siento tanto, no lo vi —digo desesperada.
—Eso es evidente, niña —espeta él con molestia.
Cuando se pone de pie delante de mí, mi corazón se paraliza. Su voz, su porte y el aura que emanan de él son tan imponentes que me dejan paralizada en el suelo.
El hombre camina hacia mí y me extiende su mano. Tardo un poco en reaccionar, pero finalmente la tomo.
En el segundo en que su piel roza la mía, un escalofrío recorre cada fibra de mi cuerpo, y estoy segura de que no es por el helado viento del clima tempestuoso. Su tacto es cálido, pero yo solo puedo sentir una corriente indescriptible que me hace mirarlo a los ojos.
Él también queda empapado con la lluvia, que le cae por el rostro creando así la visión del hombre más bello y perfecto que he visto en mis cortos diecinueve años de vida.
Quiero reaccionar, pero soy incapaz de hacer o decir nada, me quedo como una tonta sujetando su mano.
Para mi sorpresa, él me sonríe de medio lado y eso es todo lo que necesito para que mi corazón brinque acelerado dentro de mi pecho. ¿Qué me pasa?
—Creo que he sido yo quien no te ha visto —rectifica de repente.
Me rodea y toma el paraguas que dejé caer, levantándolo de nuevo sobre mi cabeza.
—Ah… n-no, ha sido mi culpa.
El hombre, que aparenta al menos unos veintitantos, me jala con gentileza del brazo y me lleva hasta debajo del techo saliente del edificio.
Entre más lo detallo más perfecto me parece. Me lleva como dos cabezas de altura, pero, en mi defensa, siempre he sido diminuta y frágil. Quedó por completo empapado, lleva una sudadera y un buzo combinado con unos tenis blancos, y, aun así, su anatomía resalta a gritos debajo de esa ropa mojada.
Siento mis mejillas arder de la vergüenza y la emoción que me causa. Nunca había visto a alguien como él. Sin embargo, algo en su mirada, en esos ojos negros tan profundos como la noche, me gritan: ¡cuidado!
—¿Siempre eres así de modesta, cachorrita?
Abro los ojos hasta el límite al escucharlo decirme así. ¿Por qué se cree con el derecho de hacerlo si ni siquiera nos conocemos?
—¿Cómo?
—Es que pareces un pequeño cachorro mojado, tiritando bajo la lluvia —dice y me vuelve a sonreír de medio lado.
¿Se está burlando de mí?
—¡Oh! Pues me alegra que te divierta mi situación, ahora no solo iré impresentable, sino que llegaré tarde.
—¿Vienes al edificio?
—Sí, a la entrevista.
Su expresión cambia cuando le digo eso. Él no parece ser alguien de importancia aquí, quizá solo sea un técnico que viene a hacer alguna reparación.
De pronto se agacha y saca de su mochila una toalla color verde.
—Mil disculpas, he escuchado que el entrevistador es aterrador —Me entrega la toalla para que me seque.
Casi al mismo tiempo, la lluvia comienza a mermar. No rechazo la ayuda porque la necesito, y, además, quiero prolongar este momento con él todo lo posible.
La toalla tiene un aroma como a canela y vainilla, mi favorito en todo el mundo. Seco mi cabello y mi rostro y se la devuelvo.
—Gracias…
—Damon —se presenta.
—Zara —respondo con las mejillas sonrojadas. Él me vuelve a ofrecer su mano, la tomo sin un ápice de duda, y en ese momento, siento un leve jalón de su parte que me obliga a pegarme a su cuerpo.
Nuestras miradas se mantienen por un largo instante, hasta que ese hechizo se rompe cuando las puertas se abren.
Damon se aleja y me suelta la mano.
—¡Por Dios! Tengo que irme ya —digo, al tiempo que salgo corriendo hacia dentro.
El ascensor llega justo a tiempo, un montón de gente baja de el aparato y entre el tumulto, lo pierdo de vista.
Damon es como esos hombres que te encuentras de forma casual en algún lugar donde sabes que nunca más lo volverás a ver. A pesar de eso, no puedo negar que me ha dejado cuanto menos flechada.
Subo al ascensor, que queda completamente vacío.
—¡Ah! Al menos el día no va tan mal, si acabo de conocer a un hombre casi perfecto —digo para mí misma en voz baja.
—¿Casi? —Volver a escuchar su voz en ese momento me paraliza. Las piernas me tiemblan como gelatina. Creí que estaba sola.
Giro lentamente solo para encontrarlo de nuevo frente a mí. Esta vez más cerca.
Las puertas del elevador se cierran, dejándonos a solas.
Si pudiera cortar la tensión que hay entre nosotros con un cuchillo, definitivamente se deslizaría como mantequilla. Su aura misteriosa y dominante se apodera de cada parte de mí, un cosquilleo urgente se desliza por mi abdomen y baja hasta zonas prohibidas que nunca había despertado.
Trago en seco y me echo hacia atrás hasta chocar con la pared.
—¿Por qué casi? —pregunta de nuevo.
Parpadeo varias veces en un intento por reprimir todo lo que estoy sintiendo. No consigo hilar las palabras porque ni siquiera sé que responderle.
—Ah… es que… no deberías escuchar mis pensamientos —digo en un intento por zafarme.
Damon se acerca más a mí, colocando sus brazos a los lados de mi cabeza. ¡Dios mío! ¿Qué es esto? Nunca en mi vida un hombre había sido tan atrevido, ni siquiera lo conozco, pero siento como si así fuera. No me molesta su cercanía, sin embargo, sí que me pone muy nerviosa.
—Si no quieres que los escuche, entonces mantenlos en tu mente, cachorrita —murmura con voz grave—. Todavía no me dices por qué soy casi perfecto.
—Es porque… porque creí que no te volvería a ver.
—Bueno, entonces, si ese es el caso, debería hacer de este un momento memorable, ¿no lo crees? —pregunta con picardía.
Su rostro se acerca demasiado al mío y, sin previo aviso, posa sus labios sobre los míos provocando que todo mi mundo se detenga. Mis pulsaciones van tan aprisa que creo que voy a explotar por dentro. Cierro los ojos y por ese ínfimo segundo, disfruto de la sensación de su boca contra la mía.
Damon se separa de mí, aunque yo me quedo como una tonta con los ojos cerrados y los labios estirados. Cuando vuelvo a abrir los ojos, él ya se está alejando, me da la espalda y no voltea hasta que las puertas se cierran otra vez.
Esto ha sido lo más loco e inesperado que me ha pasado en la vida, y sé que soñaré durante muchas noches con ese hombre.
Llego a mi piso y al asomarme veo una larga fila de chicas muy bien vestidas y maquilladas.
Es definitivo, no conseguiré este empleo.
Suspiro con desgana, pero me siento a esperar mi turno. Por haber llegado tan tarde, soy la última en la fila.
Han pasado horas desde aquel encuentro con Damon. Recordarlo es lo único que me regala una sonrisa en este día desastroso. Casi estoy a punto de irme y mandar todo al demonio cuando la última chica antes de mí sale y me avisa que puedo pasar.
—Bien, al fin. Al menos esto será rápido —sentencio.
Empujo la puerta con suavidad y lo primero que veo es el gran ventanal que da hacia la parte de atrás de la empresa. El sol está a punto de ponerse en el horizonte dando paso a la noche.
El entrevistador se encuentra sentado en su silla y me da la espalda, pero en el momento en el que se gira, vuelvo a sentir esa sensación paralizante, pues quien está sentado ahí no es otro que el mismo Damon.
—Bienvenida a la entrevista, cachorrita.
O progresso foi tão rápido que Natália foi pega de surpresa pela sua pergunta.- Tocar o quê?Embora Natália tenha perguntado isso, seu corpo foi honesto. Assim que a pergunta saiu, sua mão já estava se levantando reflexivamente.Douglas não esperou por um movimento de Natália, se aproximou por conta própria. Ele baixou a cabeça, seus lábios tocaram a testa da mulher e, então, lentamente, desceram, o toque quente e suave em sua pele, leve e gentil.A temperatura do ar-condicionado estava um pouco alta, de modo que, mesmo sem se cobrir com um cobertor, não sentiriam frio.Douglas beijou seus lábios, a mulher era suave e quente, a respiração dela roçando seu rosto trazia um calor úmido seguido de um ligeiro frescor. Essa sensação tão real o fez apertar os braços involuntariamente.Táli era dele, depois de ter uma paixão secreta por onze anos, Táli finalmente lhe pertencia completamente.No futuro, as pessoas a chamariam de Sra. Rocha, a esposa do presidente, mas independente do título, e
Subindo as escadas, Natália foi novamente ao supermercado. Douglas queria acompanhá-la, mas ela não deixou, dizendo que queria fazer uma surpresa.O olhar do homem caiu mais uma vez na sacola de compras, naquele pedaço de tecido fino. Ele já havia olhado inúmeras vezes durante o caminho, e a cada olhada, seu rosto ficava mais vermelho.Natália comprou lingerie erótica e agora entrava misteriosamente no supermercado novamente, sem deixá-lo a seguir, Douglas já podia adivinhar o que ela estava comprando.Não era a primeira vez que eles experimentavam isso, ele não era mais um jovem inocente, mas era a primeira vez que brincavam tão selvagemente.Douglas segurava nervosamente a alça da sacola de compras, conseguindo apenas reprimir as imagens excitantes que surgiam em sua mente.Enquanto ele fantasiava, Natália já havia saído com as compras, vendo Douglas parado sob o poste de luz, distraído, ela estendeu a mão e bateu em seu ombro.- O que você está pensando? Vamos, vamos para casa.O ho
Natália entendeu instantaneamente o que ele queria dizer.Ela estava um pouco sonolenta, mas agora estava completamente acordada, as intenções de Douglas eram claras demais.Ela percebeu imediatamente o que Douglas estava pensando.No entanto, as palavras de Douglas realmente deixaram Natália sem ter como resistir. Ela já estava tão cansada que não queria se mover, e agora, deitada na cama macia e envolvida pelo ar quente e acolhedor, depois de ter desfrutado de sua massagem, ela queria ainda menos se mover.Sua vontade, que já não era muito firme, agora havia se dissipado completamente.Vendo a suavidade em seus olhos e expressão, Douglas continuou a seduzir em voz baixa:- Tem uma loja de roupas lá embaixo, você tem que descer para voltar ao hotel de qualquer forma, que tal irmos dar uma olhada primeiro? Se não encontrarmos nada adequado, então deixamos pra lá.Natália não respondeu.Se ela ficasse aqui esta noite, teria que acordar uma hora mais cedo amanhã para se encontrar com os
Após ouvir a resposta de Douglas, Natália pensou que ele tivesse comprado a casa durante uma viagem de negócios.- Então, por que você comprou uma casa? Não seria melhor alugar um lugar ou ficar em um hotel? É mais conveniente e não precisa limpar.Douglas explicou:- Morar na própria casa é mais confortável. Não preciso me preocupar se trocaram os lençóis ou se o hóspede anterior cozinhou algo estranho na chaleira.Natália ficou sem palavras.Bem, ela não conseguia entender o mundo dos ricos.Ela ajustou um pouco o assento e virou a cabeça para olhar os edifícios de estilo completamente diferente dos do seu país natal nas duas laterais da rua. Eram apenas seis e meia, mas já estava completamente escuro.A casa que Douglas comprou ficava numa área movimentada da cidade, com um mercado noturno logo abaixo e segurança na entrada. Apesar de ser um pouco barulhento, era muito seguro, mesmo voltando tarde da noite.Ele dirigia devagar, e Natália inicialmente pensou que era devido à multidão
Natália temia o frio e, a cada inverno, relutava em sair de casa. Em seu país, ela sempre dirigia para onde precisava ir, raramente enfrentando o vento frio nas ruas como naquele instante.Douglas estendeu a mão e a puxou para seus braços, caminhando com ela em direção ao passageiro do carro.- Entre no carro.O carro ainda estava ligado, parecendo convidativo e quente. Natália queria simplesmente entrar no carro sem se preocupar com mais nada, mas ela ainda não havia perdido o juízo.- Meus colegas ainda estão aqui.Aqui não era como em seu país, onde as pessoas simplesmente voltavam para suas casas depois do trabalho.Todos estavam hospedados no mesmo hotel e ainda tinham que jantar juntos. Não seria certo deixá-los para trás, a menos que ela não planejasse mais trabalhar no museu.Douglas disse:- Houve um acidente de carro lá, mas a estrada já estava livre quando eu cheguei. O carro que vocês chamaram deve estar chegando logo.Assim que ele terminou de falar, um carro parou na fren
Douglas se defendeu em voz baixa:- Foi você quem me beijou primeiro.Ele simplesmente não conseguiu se conter.Naquela época, ele pretendia levar Natália para casa, mas preocupado com a situação dela na família Garcia e temendo que as pessoas a vissem bêbada e a tratassem mal, decidiu levá-la a um hotel.Depois de colocá-la na cama, Douglas baixou os olhos, os fixando nas delicadas feições da mulher, sendo hipnotizado pelos seus olhos embriagados e pelas bochechas tingidas de um vermelho bêbado, até que, ao se dar conta, os braços de Natália já o envolviam pelo pescoço.Os olhos dela estavam levemente cerrados, brilhando como estrelas.Ela ergueu a cabeça, seus lábios cheios e úmidos se aproximaram lentamente na sua direção, Douglas sentiu o doce aroma de vinho frutado em sua respiração, junto ao cheiro de shampoo de seus cabelos, que era de pêssego.Ele poderia ter se afastado?Sim, se ele quisesse, nem precisaria fazer muito esforço.Os braços que o envolviam eram tão fracos e sem f
Último capítulo