Todos la saludaban al llegar como si fuese una compañera más y es que en el bufete Lawtorm todos conocía a Cristina mucho antes de conseguir su reciente puesto de CEO gracias a su amistad con Sharon. Nadie la trataba con más admiración que antes al verla, no como en otros lugares que se quedaban observándola como si tuviesen a una estrella de cine justo enfrente, esa constancia de seguir siendo <
> le gustaba bastante. También había que añadir que para este séquito de abogados, la única a quien admiraban sin disimularlo era a su jefa Sharon Lopez y sí, a la ojiazul sí que le gustaba esa sensación.-Puede pasar, señorita Castillo - le indicó el secretario de Sharon nada más colgar el teléfono.-Gracias.El despacho de Sharon siempre le pareció como si hubiese arrancado una porción de su casa y la hubiese trasladado ahí. El color blanco y mármol de las paredes y suelo contrastaba con el negro de los muebles y la mesa principal de cristal oscura, todo al gusto d