2da parte de la Serie Porque.... Yo solo la quería a ella, me ganó con su sonrisa y su forma de ser, su padre no era mi prioridad... Desde que la conocí, mi vida siempre tuvo ese tinte diferente, pero mi hija era lo más importante. Todo estaba bien hasta que ya no soportaba su forma de ser despreocupada, la quería lejos de mí pero entre más quería su lejanía más ella se acercaba...
Leer más(Anastasia Clarck)
Iba corta de tiempo aquel día, se me habían pegado las sábanas a consecuencia de la salida de la noche anterior con las chicas del club. Había sido un verdadero desfase, y aún estaba algo afectada, pero no podía parar para recuperarme, tenía que ir a saludar a saludar a Kara antes de ir a trabajar.
Ella y yo nos conocíamos desde hacía mucho, desde el colegio, si no recuerdo mal. Solíamos ir juntas a todas partes, así que cuando entró a trabajar en aquel lugar privado para niños de ricos pijos y dejó el club, me alegré bastante, pues al menos una de las tres podía cumplir su sueño.
Kara era una chica de mi misma edad, con la tez blanca y el cabello moreno, con rasgos asiáticos, de procedencia coreana, aunque su nombre fuese japonés. Actualmente, era profesora en el White School, un colegio para niños de ricos pijos.
Llegué a la institución más tarde de lo que debía, a pesar de no estar demasiado lejos de casa, pero como bien os digo, se me había echo realmente tarde en casa. Entré, saludando al portero, observando como este me devolvía el gesto y sonreía. Ya nos conocíamos, solía pasar por allí casi a diario antes de ir al curro.
Pasé por el lado de la señora White, que se me quedó mirando con cara de pocos amigos, pues mis ropas no eran las más apropiadas para el lugar en el que me encontraba. Siempre solía vestir ropas que tapaban poco, y masticaba chicle de forma exagerada. Cualquiera que no me conociese lo suficiente podría pensar que no tenía modales. Pero ese no era el caso en lo absoluto. Lo cierto es que me divertía bastante irritar a la señora White.
Pulsé el botón del ascensor, mirando hacia la derecha, divertida, al darme cuenta de que la señora Black me miraba horrorizada. Entré y pulsé la última planta, justo esa era en la que trabajaba esa semana mi Kara.
Saqué el teléfono del bolsillo del estrecho y corto short que llevaba, poniéndome al día con las notificaciones, al mismo tiempo que las puertas del ascensor se abrían en mi planta y sin mirar al frente si quiera salí de él, cruzándome con un joven de mi misma edad, alguien en quién ni siquiera me fijé, pues la realidad era que nunca solía hacerlo, y menos cuando se trataba del sexo opuesto. Si me hubiese fijado en él, aunque sólo fuese una vez, quizás las cosas serían diferentes.
Era alto, distinguido y orgulloso, con un traje con corbata, luciendo serio y ocupado, como la mayoría de los hombres de esa parte de la ciudad.
Llamé a la puerta de la clase B, asomándome por ella después, observando como los chicos y Kara volvían la vista para observarme.
Me senté junto a Kara, en uno de aquellos cojines que ella solía poner en el suelo para que sus clases fuesen más amenas, agarré uno de los libros que había amontonados en el suelo y leí mentalmente el título “El principito”.
Lucy era mi niña favorita, casi había crecido con ella, y la veía casi a diario. Tenía dos hermanos mayores en aquella institución y otro que pertenecía a una importante compañía. Su madre era una de las fundadoras de White School, y su padre era el dueño de una importante universidad. Pero a diferencia de cualquier otro niño pijo de aquel lugar, ella era amable y nada presuntuosa.
“En un antiguo castillo, en lo alto de la montaña más alejada de toda civilización, vivía una malvada bruja. Decían que esta retenía a una humilde princesa en contra de su voluntad. Importantes príncipes de lejanas tierras habían ido al misterioso castillo, con la intención de salvar a la muchacha, pero todo el que iba, volvía derrotado.
Un buen día, un valiente caballero consiguió derribar los siete conjuros que la bruja había puesto alrededor del castillo, y entró en el castillo, dejando a la malvada bruja sorprendida por tal hazaña.
Pero no todo parecía estar de su parte, pues de pronto, la malvada bruja hizo aparecer de la nada una enorme caja de marfil y lo encerró dentro.
El caballero luchó y luchó, con espada en mano, intentando liberarse de su prisión, pero todo fue en vano.
La bruja se apareció en su interior, y le hizo elegir entre tres opciones.
La opción número 1 consistía en liberarlo y no volver a pisar sus tierras jamás.
La opción número 2 consistía en entregar su vida en cautiverio a cambio de la liberación de la princesa.
Y la opción número 3 consistía en no aceptar ninguna de las dos opciones y quedarse para siempre encerrado en aquella caja de marfil.
La bruja dio al caballero 3 días para pensar en la decisión acertada que debía tomar. La opción número 1 era la mejor si lo que quería era salvar su vida, pero no obtendría honor ni reconocimiento por parte de la sociedad. La opción número 2 le permitía salvar a la princesa, por lo que tendría fama, honor y reconocimiento, pero no podría disfrutar de él, pues estaría encerrado en aquel castillo para siempre. Y la tercera opción era incluso peor.
En aquel momento un pacífico sonido de ruiseñor indicó que se había acabado la clase, haciendo que todos los alumnos caminaran tranquilos a sus pupitres, recogieran sus mochilas calmadamente y saliesen por la puerta por orden.
Me levanté para ayudar a mi amiga a ordenar los cojines sobre los sofás que adornaban la estancia, mientras una niña pequeña se acercaba hacia nosotras…
Acompañé a Kara a casa, por el largo paseo hasta nuestro hogar, pues, aunque no vivíamos juntas, lo hacíamos en el mismo edificio. Por el camino la escuché hablar sobre el trabajo, sobre lo mucho que adoraba a aquellos niños y lo fácil que era para ella estar allí.
En cuanto llegué a casa, saqué uno de los botes de fideos instantáneos del mueble, y me resigné, pues sabía que esa noche no podría comer algo mejor. Preparé mi cena, y luego me marché al salón, donde la devoré entera.
Saqué los papeles de inscripción de mi bolsa y sonreí. Al fin lo había conseguido, al fin estaba más que dispuesta a cumplir mis sueños.
Cap 28MANUAquel día fue una total locura pero a la vez fue encantador, me encantó el que Deimon tomara aquella decisión. Al llegar a casa dos días después katy estaba que no cabía en ella, aunque bueno se puso un poco enojada porque ella quería ser la dama de honor por otro lado Luna y Marcos estaban encantado, decían que nuestra boda representaba la personalidad de nosotros.Todo iba bien, Deimon y yo tuvimos unos desacuerdos pero bueno en tres meses de casados y viviendo juntos quién no tiene mal entendidos, lo bueno es que lo solucionamos, es normal eso entre nosotros ya que ambos tenemos personalidades completamente distintas.Hoy estoy en el médico, estoy que me he sentido mal estos días y aunque tengo una sospecha de lo que me pasa pero quiero pensar que estoy equivocada.-De acuerdo, desde cuándo no tiene el periodo.- me pregunta el médico.-Hace alrededor de dos o tr
Cap 27Todo pasó en cámara lenta, los guardias me apuntaban a mi y me exigían que bajara el arma, Deimon tenía los ojos muy abiertos y solo sabía intercambiar su mirada, de mi a el cuerpo que se encontraba totalmente pálido. El señor Masiel tenía entre sus brazos a su mujer buscando una herida que no existía, al cerciorarse que su mujer estaba estaba bien me miró con odio, pero manda a callar a sus secuaces.-Esto no se queda así.--Ya basta de amenazas,- se metió Deimon,- hemos llegado a este punto por su culpa y la de su familia. Tú hija no me deja la vida tranquila, tiene una obsesión conmigo que le importa muy poco a quién tenga que dañar para conseguir lo que quiere, como moneda de cambio usted puso en la mirilla a mi hija y ahora quiere que a la fuerza una hija tenga relación con una madre que le importó muy poco la vida de su hija.- dice enardecido y pone la vi
Cap 26DeimonEntre tensiones y tensiones, al fin llegó el día en el que sabríamos si todo lo que teníamos de nuestro lado serviría para enfrentarnos a la familia Guerras. Yo estaba bastante confiado y es que antes no tenía nada a la mano pero gracias a Manu tengo con qué agarrarme para mantener mi cabeza en alto y no dejarme vencer.Y aquí estoy sentado en la sala de juntas del señor Guerras, pensé que estaríamos solos pero me equivoqué, junto a él se encuentra Lusiana y su mujer, me imagino que sea. No sé porqué cuando sus ojos se fijan en mi es como si Manu me estuviera viendo, espero que la voz que hay n el fondo de mi mente se equivoque.-Bueno, amigo mío ya decidiste?- dice el señor guerras-Así es- hable sin temor alguno, mi pose de hombre de negocios ya está en mi persona, pued
Cap 25ManuPude descansar bastante, al despertarme me tomé otras dos pastillas y Robe antes de salir de la habitación me ayudó a vendarme todo el tórax, de esta forma mis costillas se mantenían lo más fija posible. Me pongo ropa de ejercicios ya que mi vestido está hecho un desastre y nos preparamos para salir.Llegué a mi casa, bueno para ser justa Robe me trajo, al bajarme del auto dirigí mi mirada en dirección a la casa de mi querido vecino pero su auto no se encontraba así que seguro estaba para su trabajo.Con pensamientos rondando en mi cabeza, me dirijo al interior de mi hogar y voy directo a mi habitación, tengo sueño por el efecto del medicamento.-Duerme, yo te voy a dejar algo de comer.- me dice Robe mientras me quedo dormida con la imagen de unos ojos que tanto amo..<
ManuCada palabra dicha por Deimon me llegaron a mi corazón como una daga, me dolieron más de lo que deje entre ver. Estaba enojada, demasiado para ser sincera, tanto así que se me fue que conozco a Katy desde niña.Al salir de aquella casa fui directo a la mía, sabía que iba a ser un desastre por lo que recogiendo las llaves de mi coche salí y me fui. Conduje sin un destino fijo, sin poder saber exactamente que sentimientos habían dentro de mi. El final de mi recorrido fue esa playa donde muchas veces vinimos con Katy. Sin pensarlo mucho salí del carro y fui directo a la orilla del mar con mi mirada fija en esa línea que se ve dando a entender que ese es el final.Así estuve un tiempo, perdida en mis pensamientos, navegando en el mar de mis recuerdos. Sin meditar mucho me quité las sandalias y el vestido que tenía quedando así en ropa interior. No me importaba el que
DeimonMe pasé la noche entera sin poder dormir, en mi cabeza habían muchas preocupaciones y dudas. El encuentro con el Señor Guerras me tenía los pelos de punta, lo otro era la conversación, bueno, la discusión que tuve con Manuela.En mi cabeza no deja de pensar en lo que dijo sobre conocer a Katy desde niña y saber también cuales fueron las sustancias que usó Lusiana para adelantarse el parto. En mi cabeza empecé a encajar piezas del rompecabeza que he formado y es que tengo la sensación de que Manu fue aquella persona que acudió a pedido.Flash BackEstábamos en la playa, en uno de los viajes que decidimos hacer para divertirnos con Katy, la niña estaba jugando en la orilla mientras que nosotros estábamos más distantes sentados en la arena, Manu entre mis piernas, viéndola de lejos.-Cóm
Último capítulo