106: Volveré a casa.
Kenneth.
Estos últimos quince días he decidido ir a trotar cerca de casa, ya que pasar mucho tiempo encerrado, con esas pequeñas excepciones de comprar comida u almorzar con la familia de Oliver, ha comenzado a agobiarme.
Comencé a sentirme menos paciente la noche en que mi hermano me llamó para decirme que su hombre había visto a Dakota en el mismo restaurante donde estaba mi familia, a lo que vi en redes era la celebración del cierre de pasantías de mi mujer.
Esa noche estuve a punto de dejar todo un lado y tomar un avión de vuelta a Washington, pero Adolfo me contuvo, recordándome lo peligroso que sería. Él no iba a quedarse de brazos cruzados si Quentin se acercaba una vez más, y la verdad era que ninguno de los dos queríamos hacer de todo esto algo más grande.
Esa noche mi pelirroja no me dejó verla. Estuve en vela esperando que sacara el peluche de donde sea que lo tuviera, y la mañana siguiente cuando la vi, con los ojos hinchados, supe que algo había ocurrido con Dakota. Quizá