Marco Antonio, tenía razón, yo soy una niña de casa, siempre bien portada que obedece a sus papás, debía dar ya el paso para ser mujer y le dije:
-Está bien Marco Antonio, vamos de fin de semana.
- Gracias Ana, te encantará- me dijo y me besó.
- Bueno, voy a descansar. Hasta mañana, mi amor.
Se sacó de onda por lo que le dije, pero me besó de nuevo y me dijo:
- Paso por ti, a las 7 am, Ana, descansa.
- Si, hasta mañana a las 7 am.
Me metí a mi casa y mi hermana Leticia me empezó a buscar pleito.
- Si te viera mi mamá, que decepcionada estaría de ti Ana Laura.
- No hice nada malo Lety, calmate, ¿quieren que les prepare de cenar?- pregunté a mis hermanas.
- Si, Ana Laura, te ayudo- respondió Paula.
- Yo ya cene, hermana. Gracias- respondió mi hermana Mariana.
- Bueno, haré la cena.
- No quiero de tu cena, ni nada de ti. Lárgate a tu depa, vete Ana Laura.
-No me iré, déjame en paz, -me crucé de brazos- si no quieres comer no lo hagas.
-