Naiara
Parecía que la batalla se desencadenaba frente a nosotros, queramos o no. Mientras nos acercábamos escuchábamos los gritos y el desespero y esto era mucho más grande de lo que yo podía haber imaginado. Mucho más de lo que había visto en ese ataque al pequeño grupo de soldados imperiales camino a Haggard.
Aquí habían llamas y humo, flechas volando, lanzas esperando encontrar un objetivo, gritos, sangre, relinchar de caballos, desespero y muerte. Me quedaba terriblemente asombrada mientras mis señores me apartaban.
—¡Atrás! ¡Den varios pasos atrás y dejan pasar a la princesa!—gritaba mi señor de Fidela.
—¡Por Miraes!— gritaba mi caballero de Miraes y varios soldados iban a la carga metiéndose en la batalla como si fuera un mar lleno de olas salvajes y ellos simplemente hacían un sutil clavado.
—Layne... — decía mientras él prácticamente me bajaba de mi caballo oscuro y me atraía hacia él
—Ni se te ocurra, ¿no has visto lo que es esto? Jamás dejaría que te involucraras en