Treinta y tres

Por alguna razón entramos primero al área quemada. El clima es templado, pero estoy temblando. La vista de este lugar es imponente, apuesto a que cuando estaba ocupado era bonito. Mi imagen de un psiquiátrico es muy parecido al de las películas de terror y eso no es confiable.

Hay varios cubículos, todo lo que alguna vez fue de madera terminó siendo cenizas, seguramente los bomberos o quien viniera a apagar el incendio quitó algunas de las peores ruinas. No sé mucho de incendios, pero cuando fue el de mi casa, los cimientos aguantaron debido a que no duró mucho. Aquí debió pasar algo parecido.

Barremos el primer piso y decidimos subir al segundo, hay una puerta que conduce a un sanitario que apesta, está lleno de moscas que apenas se inmutan cuando echamos un vistazo. Dalia hace un gesto y sonido de asco y cierra la puerta de un azotón. Incluso ahí hay rastros del fuego.

Hay otra puerta que conduce a una habitación vacía, un enorme ventanal permite la entrada de luz, ya no tiene vidri
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