KAEL
Evelyn se volvió un poco más tierna, más atenta, y me enviaba mensajes cariñosos con más frecuencia. Los días posteriores a aquella conversación sobre el matrimonio con Evelyn pasaron lentamente, como el agua que fluye.
Empezó a visitarme en la oficina con una simple excusa: «Solo quiero comer contigo». No me negué. Después de todas las discusiones y lágrimas, me sentía culpable. Evelyn lo estaba intentando, al menos eso es lo que yo veía.
Venía con mi comida favorita, me hacía compañía mientras comía en mi oficina e incluso fue a recoger a Kenny al colegio varias veces. Kenny, aunque al principio se mostraba reacio, empezó a acostumbrarse a su presencia. Pero yo sabía que detrás de la pequeña sonrisa del niño había una distancia inexplicable.
Siempre mantenía las distancias, como si supiera que esa mujer no era alguien en quien se pudiera confiar realmente. Pero yo intentaba hacer la vista gorda. Quería calmar mi mente, volver a una vida normal.
Viola se había ido, y Evelyn era