Le desaté las manos de inmediato, no quería que llorara ni que se sintiera triste por nada. Supongo que le tuvo miedo a la sujeción, pero estoy golpeado y dolorido; esa era la única manera de que no me lastimara las heridas y ella lo sabe ¿lo sabe? ¡Ok la otra alternativa era quedarme tranquilo y descansar, pero esa no me gusta. Mis manos pican por tocarla todo el tiempo y eso es un tormento. Tenerla cerca y no acariciar su piel, no es opción.
— ¡Isobel mi amor! ¿Qué sucede? – abrazo su cuerpo laxo y tembloroso por el orgasmo aun. No habla, solo llora, no me abraza. Me está apartando — ¡Háblame mi amor, por favor! – ya me estoy preocupando por su actitud y en entonces abrió los ojos.
Lo vi, como si fuese un libro abierto la leí. Su vulnerabilidad me atravesó como un cuchillo, una vez más no pen