Al llegar a casa, los niños nos reciben con gritos de sorpresa y corren directo a los brazos de Alena, hay una pancarta hecha a mano y huele espectacular, miro a Anthony con nuestros bebés en brazos y no puedo evitar sentir que mi corazón se derrite con cariño.
— ¿Como estuvo? — pregunta acercándose, tomo a Otto se sus brazos y acaricio la cabeza del pequeño Anthony antes de besarlo.
— Perfecto — aseguro, besando a mis pequeñines
— Preparamos tu plato favorito, mamá — dice Scott sonriendo, el niño era dulce pero hosco, verlo sonreír a su madre era agradable<