Annabelle.
Bastián detiene el auto un par de metros detrás del convento, ¡Por fin llegamos! – celebro para mis adentros porque a Bastián no le quiero hablar.
– Gracias por traerme – salgo del auto y estrello la puerta haciendo que el metal suene.
–¡Annabelle espera! Tenemos que hablar – escucho la otra puerta cerrarse y sus pasos correr tras de mi – Annabelle, espera.
– No, no quiero esperarte, tu significas peligro Bastián, siempre que estoy contigo me siento como a la deriva y no me gusta.
–¿No te gusta o es que eres demasiado cobarde como para aceptar que en realidad si te gusta? – yo veo sus bonitos ojos verdes y por un momento me pierdo entre sus colores.
– No me gusta, nunca me ha gustado el peligro y por desgracia tu eres uno andante – me cruzo los brazos sobre el pecho y él me mira como si y