Cuándo caminar todo le parece más tranquilo a Damián, ocurre una gran e inesperada trágica. Su secretaria se apresura a entrar en la sala de reuniones, interrumpiéndolos abruptamente.
- ¡Señor, lo siento! Pero acaban de llamar desde su casa, su esposa está de parto.
Damião se levantó rápidamente. Jerome se puso de pie.
- Lo discutiremos más tarde.
- ¡Iré contigo, hermano mío! - dijo Ricardo levantándose de su silla.
Se dirigieron al hospital donde ya estaba siendo atendida Paola.
- ¿Cómo está ella? - preguntó Damião a una enfermera.
- No puedo responder ahora mismo, ¡tene