Seguí mi camino fingiendo un ataque de dignidad, que la verdad no estaba teniendo.
Lo que había hecho era bastante bajo y patético como para mantenerme muy lejos del control de la dignidad.Oficialmente,había perdido los papeles.
Necesitaba agarrarme a lo que fuera que me impidiera venirme abajo. Quería darme de bofetadas por inmadura y por estúpida, pero ya era un poco tarde. Aunque, eso solo lo sabia yo. Por fuera iba toda digna y de mentón elevado.—Quiero una reunión urgente con todo los directores y que venga Rafael Arias... y lo quiero en menos de una hora. ¡Prepárenlo!
Prácticamente huyendo de mi marido salí por los pasillos un poco pérdida. No conocía la empresa y no sabía a dónde dirigirme.Como por un golpe de suerte o mucha pena de su parte hacia mí, la chica que me hab&iacut