El silencio que siguió a las palabras de Michaela fue absoluto. Incluso Chen Wu, el forense digital que había visto todo tipo de guerra corporativa, palideció al comprender la implicación.

—Tiene un plan para el bebé —repitió Nick, la voz peligrosamente tranquila—. ¿Eso es lo que dijo?

Michaela asintió, todavía sosteniendo el teléfono como si fuera una granada sin seguro.

—Palabra por palabra: "Dante sabe que ustedes saben. Y tiene un plan para el bebé. Aléjense."

Alberto ya estaba marcando en su propio teléfono.

—Necesito rastrear una llamada. Ahora mismo. No, no me importa qué hora es en tu zona horaria, Kyle. Esto es código rojo.

Marcus Webb apareció en la puerta del estudio, mano en el arma que llevaba en la cadera.

—¿Amenaza inmediata?

—No lo sé. —Nick se pasó las manos por el rostro—. Y esa es exactamente la respuesta que él quiere. Mantenernos adivinando, paranoicos, reaccionando en lugar de actuando.

—¿O es una a