POV: KEMILLY
Caminaba por la ciudad; Keenan parecía no recordar lo que ocurrió, aunque su lobo aún seguía con los instintos alerta hacia mí.
— Maldición, tendré que encontrar la manera de deshacerme de él. — Gruñí apretando los puños, al mirar hacia un lado de la mansión del Alfa, donde una luz tenue parecía estar encendida. — Ni siquiera me dejó cargar al cachorro.
Murmuré con tristeza. El cachorro estaba sin madre, y el rey Lycan, sin una Luna. Siempre fui la candidata perfecta para ese puesto. No mentí sobre mis sentimientos hacia Aaron; lo amaba y podría aprender a amar al pequeño Rigan también. Apreté los puños, decidida a ofrecerme como una sustituta temporal, al menos hasta que el Dios oscuro acabara de una vez con la vida de esa loba ciega y maldita que me lo quitó todo.
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