Marie Moreau
Espero afuera la liberación de Mateo, apenas se asoma por la puerta corro hasta él y lo abrazo, su padre, estaba a mi lado, nos saludamos con respeto, pero no le doy chance de nada, Mateo fue que supo meterse por debajo, supo envolverme, pero yo estaba decidida a pasar la página.
Generalmente no doy una segunda oportunidad a quien no me dio la primera a mí, recuerdo perfectamente como don Joseph, me presento a Alice, como su asistente…
Creo que merecía más que eso—Hijo. — Dice don Joseph abriendo los brazos, Mateo me suelta y lo abraza, sé que jamás competiré con su padre, ojala no se le ocurra decirme que volvamos a la mansión porque yo no estoy dispuesta a volver allí.
Cuando pase algo quieran echarme de nuevo como un perro sarnoso, me cruzo de brazo a esperar que ellos continúen su emotivo encuentro.
—Estoy agotado, necesito descansar. — Dice Mateo, se ve que la semana y media que pasó allí, fue semana y media que no pudo dormir.
— ¿Vamos a casa?— Pregunta el seño