Tres años habían transcurrido desde el nacimiento de los pequeños.
Luggina con sus ojos verdes y sus cabellos rubios era la chica más hermosa a los ojos de los chicos de su edad.
Hoy era la celebración de sus quince años.
- Que hermosa te ves, mi hija, - Expresó Pierina al verla con su hermoso vestido color perla.
- Gracias mami, tu y mis padre son los más maravillosos del mundo mundial. - Dijo en un tono mimado. Y es que lo era. Era consentida por sus abuelos, sus padres y sus tíos, hacían su voluntad, nadie le contradecía desde los diez años tenía custodio, Miguel Ángel, un joven entrenado para protegerlo de todo peligro.
- Hija tus amigas están esperando por tí - Le comunicó su Nana Zuria.
- Diles que suban, Nana. - Le expresó con una gran sonrisa. Y es que estaba feliz, tenía lo que muy pocas niñas tienen una doble familia numerosa.
Bianca Russell, su amiga de la infancia es la primera en llegar a su habitación.
- ¿Dime que estará aquí? - Pregunta con la emoción característica