Pero su corazón dio un salto.
Dante se tensó ligeramente. La miró con algo que no supo nombrar. Como si su cuerpo reconociera algo que su mente no podía.
Ella soltó su mano despacio.
—Gracias —susurró.
—Buenas noches —fue todo lo que él dijo, mientras ella comenzaba a alejarse.
Y entonces, mien