Apretó los ojos cerrados.
 Confía en lo que has visto, en lo que has sentido, se recordó. No en las palabras de un hombre cuyo único propósito era destruir.
 Sacudiéndose la angustia, se irguió. Tenía un imperio que dirigir... y una relación que proteger. No dejaría que Marcus Aponte envenenara todo