Aitiana, ¿cómo estás, princesa? Me alegra mucho verte recuperada, anoche nos has asustado cuando no reaccionabas, me preocupé mucho, no quiero que les pase nada a ustedes.
- Gracias, Elian, eso ya no va a volver a suceder, de ahora en adelante solo somos mi bebé y yo.
- Ay, hermanita, qué duro es verte así - Elian se sienta en la cama y la abraza para contenerla.
- Soy fuerte y voy a estar bien, ya verás.
- Sí, lo puedo ver, por eso las lágrimas, mírame, yo no voy a defraudarte como ese idiota, yo siempre voy a estar para ustedes, para cuidarlos y protegerlos. Si me aceptas, quisiera ser más que tu hermano mayor.
- Gracias, Elian, pero ahora no puedo estar con nadie, él aún ocupa mi corazón y mi mente.
- Mira, yo puedo darte una familia, la seguridad de un hogar, un padre para mi sobrino. No llores más, debes sonreír, bonita. No me respondas, ahora solo piénsalo. Aparte, ¿qué quieres ser madre soltera? Y que ese bebé no tenga una familia, un padre.
Yo, si me lo permites, puedo ser un p