Espera que llame a Manuel para que envíe a Kimey aquí, así nos ayuda. Yo hoy debo volver a casa, no quiero que tu madre se preocupe.
- Está bien, yo voy y vengo entre ambas habitaciones - Renato se debatía cómo cuidar a ambos.
 - Manuel, ¿cómo estás?
- Esteban, ya me enteré de la triste noticia, pobre Aitiana, no se merece la pobre, todo lo que está viviendo - se siente indignado al saber todo lo que sufrió su paciente.
- Vos, vas a tener que declarar todo lo que viste, ya lo llevaremos a juicio a este hijo de put@, quiero que se pudra en la cárcel.
- Cuenta conmigo que declararé todo lo que vimos y yo, como médico de ella, sé todos los traumas que le ocasionó él, es más, te diría que si no hubieran intervenido ustedes, ella, en manos de él, hoy no existiría.
- Sí, yo opino lo mismo.
- Ahora dime qué hago con Kimey, la dejo aquí o la envió a tu casa - él no sabe cómo manejarse.
- No, por favor, envíala con un taxi al hospital a la habitación ochocientos catorce, que yo la espero aquí,