Renato manejó sin rumbo durante un largo tiempo, furioso, triste y dolido por todo lo que le estaba sucediendo.
Aturdido y confundido ya no sabía qué creer, por un lado quería confiar en Aitiana, porque ella era el amor de su vida, pero la escena que vio no la podía sacar de su mente, ese recuerdo lo estaba torturando.
Y por otra parte kiara le decía que ellos estaban felices, que tenían una relación y él como un tonto le creyó.
Llegó a un lago, frenó el auto, se bajó y se sentó debajo de un árbol, apoyó su cabeza entre sus piernas, mientras se abrazaba con sus brazos y lloraba desconsolado, se sentía un tonto por creer en ella.
Unos metros cerca del árbol donde él se sentó, había dos jóvenes que estaban tomando sol y conversando en la orilla del lago.
— Mira melek que bonito ese joven y que pena que esté llorando, yo iría a consolarlo, con lo hermoso y sexy que es.
Melek se gira, mira y luego se quita las gafas de sol y mira nuevamente, porque le pareció una figura conocida.
Renato g