Acá manda el corazón y no la razón.
Renato se queda pensando, en todas las ilusiones que tenía para este cumpleaño, iban a anunciar a todos su compromiso y él tenía una gran sorpresa, le pediría matrimonio a Aitiana.
Tarda en responder — No sé mamá, mañana veré que hago.
— Renato necesitamos hablar contigo hijo, porque no vienes a casa así podemos conversar tranquilos, es muy importante que hablemos.
— ¿Qué pasa mamá? ¿Sucede algo con vos o con papá?
— No hijo, nosotros estamos bien.
— Mamá, ahora estoy acá junto a Melek y estamos por cenar, así que no puedo ir a casa, pero mañana si voy y hablamos.
— ¡Espera! no me cortes, Soledad lo siente suspirar.
Dime, ¿por qué no fuiste ayer a hablar con Aitiana? si me lo prometiste.
— Mamá, no quiero saber más nada de ella y si quieres que hablemos de esa zorra, no me esperes porque no me interesa nada que tenga que ver con esa maldita y si no me quieres perder, ya no me hables más de esa.
Furioso corta el teléfono y se le están llenando los ojos de lágrimas y todos lo notan.
El