Dos días después Tau caminaba directo al gimnasio. Luego de haber demostrado sus capacidades en el edificio abandonado las dudas sobre sus capacidades disminuyeron un poco y forjó una nueva relación con sus compañeros de equipo de aquella actividad. Pero ahora, caminado hacia el salón donde sabía que iba a estar él, sus nervios comenzaron a aparecer y el nudo en el estómago a apretar.
-Buen día, señor - saludó ni bien estuvo dentro del lugar.
-Buen día - respondió él con calma y sin despegar sus ojos del papel que tenía en sus manos - Comencemos con 7 kilómetros - le ordenó.
-Sí, señor - respondió ella pero no se movió ni u