Él asintió y quito unos mechones de mi cabello que caían por mi rostro. Intento darme un beso en los labios, pero fui más rápida que él y lo besé en la mejilla, para luego pasar por su lado y rogar que no me siguiera.
Oí que las puertas del ascensor por fin se cerraron y Esteban ya no estaba cerca.
Corrí hacia mi escritorio y pude ver muchísima comida y jugo, del que me gusta, el que me compro Ashton el día que hablamos en el parque. Y los panfletos eran de universidades.
Nunca me tome el tiempo de buscar universidades. En mi defensa, creí que nunca podría costear una, así que no había necesidad de buscarlas.
Me pareció dulce de su parte todo lo que preparo para mí.
Entre en su despacho sin tocar la puerta. Ashton estaba parado en el medio, con sus dedos pinchándose la punta de la nariz y una expresión de enojo ocupando todo su bello rostro, endureciendo sus facciones. No había una pizca de comprensión allí, nada, debería entender mi posición con Esteban, igual que yo entiendo la suya