Capítulo 18. (Capítulo especial).
Jack:
Mi fin de semana se convirtió en algo rutinario, los sábados por la mañana, salía a correr, me ponía una sudadera ne*gra con capucha, un cubre bocas y corría por casi una hora y media, hasta que mi corazón no daba para más, volvía a casa y me duchaba, me preparaba el desayuno…, a veces, pues a mi madre no le gustaba que comiera solo.
Así que, a veces tenía que hacer acto de presencia en su comedor, o la tendría encima de mí, diciéndome cosas como:
“No deberías de pasar tanto tiempo solo. Ni siquiera te importo tanto como para que vengas a verme. No sé si estás vivo o no”.
Era preferible no angustiarla.
Después de eso, mi terapeuta venía a mi casa, era una mujer de 30 años, creo que sabía más yo de ella, que ella de mí.
En ocasiones me ayudaba, en ocasiones solo se me hacía una pérdida de tiempo.
—Hola Jack, ¿Te has ejercitado mucho esta semana?, se nota— dijo mientras se acomodaba en un sofá de la sala.
Ella era bonita, soltera, demasiado gentil, no parecía que se enojara por na