Narrador Omnisciente.
Más tarde disfrutaban del mar desde la seguridad de las contenciones del yate que hacía una piscina en el mar, pero Abigaíl y Bruno estaban en su camarote, el más grande del yate, se habían bañado y él tenía el rostro pegado a su abdomen plano, le daba besos y le susurraba al bebé cuanto lo iba a querer, Abigaíl conmovida se sentó.
—Bruno, jamás pensé llegar a ser feliz contigo, tú en mi vida entraste como un huracán, arrasaste con todo y supongo que los humanos siempre nos resistimos a aceptar el cambio. Me enseñaste muchas cosas, y la más importante fue que me enseñaste a aceptar a la mujer que soy realmente, alguien con defectos, terquedad y mucha dedicación; quiero que considerando la manera en la que nos conocimos y tod