Eva parecía absorta en sus pensamientos y decidí intervenir.—Dime qué piensas, Eva —pronuncié.—Es que, bueno, Juan Pablo es el mejor amigo de Loreline. Ambos se llevan de maravilla y ahora solo me siento culpable por él. La madre de ese niño está muerta y todo es por mi culpa.—No puedes culparte solo tú de la muerte de esa mujer. Además, según las investigaciones, ella planeaba dar al niño en adopción, pero su hermana decidió quedarse con él. Esa mujer renegó de su hijo e iba a hacer lo mismo con el otro...No pude siquiera terminar de hablar sin sentirme mal por mis actos. Vi a Eva llorar, algo que no había presenciado en mucho tiempo y no me agradaba. La atraje hacia mí, sentándola en mi regazo, y limpié sus lágrimas.—No tienes la culpa de nada, Eva, en todo caso, el culpable soy yo. ¿Entiendes? —le dije.—Toda mi familia está muerta y ahora dejé a un niño huérfano —mencionó entre sollozos.—Eva...—El niño merecía el amor de su madre, merecía conocer la calidez de unos padres,
★ EvaLos siguientes días traté de mantener la calma, aunque cada día parecía vivir en un estado de shock constante. Aún no puedo creer que mi padre haya sido capaz de hacer lo que dijo Nick. Y lo peor es que las grabaciones confirman que es verdad.Me siento tan tonta, culpándome durante todos estos años por algo que no era real. Ellos no me amaban; solo buscaban su propio beneficio. Pero poco a poco las pesadillas que me atormentaban, donde ellos me acusaban de sus muertes, comienzan a desvanecerse.No he visto mucho a Nick, ya que ha estado ocupado viajando por asuntos de la empresa, su empresa. Pero eso está bien para mí. Necesito tiempo para reflexionar sobre todo lo que él me ha contado y procesar toda esta información.—¿Te encuentras bien? —me pregunta Ariana, una mujer a la que no aprecio en lo más mínimo. Sin embargo, siempre la encuentro cuando voy a recoger a Line a la escuela. No puedo evitar sentir cierta molestia hacia Ariana.—Sí, estoy bien. Ya vienen los niños —trato
—Volviste… —ni siquiera pude terminar de hablar, mi voz se ahogó en el deseo que nos envolvía.Él me besó y me tomó por la cintura, acercándome más a él.Pude sentir el calor de su cuerpo, la electricidad que se desataba en el contacto de nuestras pieles. Yo no dudé en corresponderle, impulsada por una pasión que creí perdida.No tenía idea de cuánto extrañaba sus besos hasta que me besó, despertando una explosión de sensaciones que había olvidado por demasiado tiempo.Estábamos demasiado cerca, sus manos me tomaban con delicadeza, acariciando mi piel con movimientos suaves y precisos, mientras nuestras bocas se abrían, permitiendo que nuestras lenguas exploraran cada rincón de nuestras bocas. El tiempo pareció detenerse en ese instante, solo existíamos nosotros dos, entregados por completo al fuego que nos consumía.—Te extrañé tanto —pronunció, después de que nos separamos de ese ardiente beso, con su voz cargada de emoción y anhelo.Yo no sabía qué decir, solo podía sentir cómo mis
Él hizo lo mismo y mientras caminaba de un lado a otro, tratando de dormir, me repetía una y otra vez que no debía salir de la habitación para buscarlo.Me senté cómodamente en mi sofá, lista para sumergirme en las páginas de una novela que prometía ser una historia realmente hermosa.Sus páginas narraban las vivencias de dos apasionados doctores y las sorprendentes locuras que compartían juntos. Ambos se enamoraban locamente, pero el destino, siempre caprichoso, terminaba por separarlos. Sin embargo, esto no detenía a la valiente protagonista, quien decidía emprender un arriesgado viaje a Rucia en busca de su amado. Para su sorpresa, contaría con la inesperada ayuda de sus bisabuelos, aquellos seres algo excéntricos que guardaban en secreto el profundo cariño que sentían por su hija.A pesar de ciertos desconciertos que me generaban estos personajes secundarios, debo admitir que la autora de esta novela era mi favorita en la aplicación de lectura que solía frecuentar. Sin embargo, mi
—¿Cómo dormiste? —pregunté, acariciando su cabello suavemente.—Hacía mucho que no dormía tan bien. Sabes, ya casi no tengo pesadillas y anoche soñé algo lindo. Por cierto, voy a viajar hoy. ¿Quieres acompañarme? —Su propuesta me tomó por sorpresa, pero sin pensarlo dos veces respondí afirmativamente. No había nada que quisiera más que estar a su lado en cada experiencia de su vida.—Ni siquiera me has preguntado adónde, iremos —mencionó, con un brillo de diversión en sus ojos.—No importa, iré contigo sin importar el destino —Le aseguré, decidido, a ser su compañero incondicional.—Quiero ir a ver a Ivy al panteón. Quiero disculparme con ella y decirle adiós. Anoche soñé con ella y me reclamaba por no llevarle flores a su tumba. Me siento tan culpable, soy una pésima amiga —confesó con pesar, y me di cuenta de lo importante que era este viaje para ella.—Claro, si no vas, Ivy vendrá a jalarte los pies —respondí con una sonrisa divertida, tratando de aliviar la tensión.Eva me devolvi
Daiana se ofreció amablemente a cuidar a Loreline mientras Nicolás y yo viajábamos. Su generosidad nos facilitó enormemente el poder hacer este viaje tan importante para mí.El trayecto estuvo lleno de emociones encontradas, ya que íbamos a visitar a los padres de Ivy y José, a quienes no había visto desde hace mucho tiempo. Sentía una pesada carga de culpa por no haber ido a verlos antes, así que estaba decidida a disculparme personalmente.Cuando llegamos a su casa, nos recibieron amablemente, a pesar de todo. Sentí un gran alivio por su actitud comprensiva y por la oportunidad de explicarles mis razones. Les pedí disculpas de todo corazón y les expliqué que había sido difícil para mí enfrentar la pérdida de Ivy y José, lo cual me había llevado a alejarme.Nos sentamos a hablar y el ambiente se volvió más relajado. A medida que compartíamos recuerdos, risas y lágrimas, me di cuenta de lo mucho que los e había extrañado. Sentía una profunda gratitud por estar allí, compartiendo ese m
Desayunamos juntos en la amplia sala de la casa, decorada con motivos festivos y una gran mesa llena de deliciosos alimentos.Mientras disfrutábamos de las exquisitas preparaciones, el aroma del café recién hecho llenaba el ambiente.Loreline, con su amabilidad y alegría contagiosas, nos felicitaba constantemente, demostrando su amor y aprecio por nosotros. Con una sonrisa cálida en su rostro, nos entregó nuestros esperados regalos de cumpleaños, que habían sido cuidadosamente seleccionados para cada uno.Eva, emocionada y curiosa, abrió su presente con cuidado, revelando una hermosa pulsera hecha a mano por Loreline misma. Cada cuenta de perla, encontrada en una antigua gaveta, tenía un brillo especial y único. Aunque estas perlas podrían considerarse de gran valor, ella, humilde como siempre, no les daba mucha importancia material. Su enfoque estaba en el gesto de amor y dedicación que Loreline había puesto al crearla especialmente para ella.Mi regalo, en cambio, fue un cautivador
—Nicolás, ¿pasa algo? —me preguntó, notando mi enfado.—Sí, estoy molesto. Vamos a hacer una travesura con el pastel —propuse, intentando desviar mi atención hacia algo más divertido y lúdico. Eva sonrió y negó con la cabeza, pero su risa dejaba claro que no podría resistirse por mucho tiempo.—Nick, no me vas a convencer de hacer travesuras —respondió en tono juguetón, aunque su sonrisa sugería que en el fondo le gustaba la idea.—Anda, cariño, sé que tienes ganas. Vamos a meterle el dedo al pastel —insistí, guiñándole un ojo y tratando de seducirla.Su risa se intensificó y me miró cómplice, transmitiendo un brillo travieso en sus ojos.—Nooo —respondió divertida—. No me vas a convencer, aunque me llenes de palabras bonitas.Sin embargo, su cuerpo se giró hacia mí y rodeó mis hombros con sus brazos. En ese momento, decidí no decirle más palabras y la llevé a la cocina, donde la senté sobre la barra.—Dijiste que le meteríamos los dedos al pastel —comentó, mientras yo me acercaba a e