-Dices que me amas, pero más de la mitad de tus bienes están bajo el nombre de Sandra. Javier, ¿a quién amas realmente, a mí o a persona que ves en mí?
El joven instintivamente cerró los puños. Miró a Sofía con los ojos enrojecidos, pero las palabras de consuelo se le atascaron en la garganta.
-Considerando tu orgullo, no te divorciarías voluntariamente de Sandra. Tuve que idear un plan yo misma, crear un conflicto irreconciliable. Provocar al padre de Sandra y ocultar la noticia de su muerte era la mejor opción.
La sonrisa de Sofía era maléfica.
-Así, por fin serías solo mío.
Agarró la muñeca de Javier, dejando marcas de sus dedos en su piel.
-Por fin te divorciarás de Sandra. Javier, ¿cuándo planearemos nuestra boda?
El joven vio con total claridad la locura en la mirada de Sofía.
Finalmente, comprendió que la joven obsesiva frente a él era su verdadera faceta.
-No, Sofía, no nos casaremos.
Javier dio un paso atrás. Los ojos de la joven se entrecerraron, y gritó con