Mientras bebían, sus miradas se cruzaban y una sonrisa juguetona se dibujaba en sus rostros. La conversación fluía con naturalidad, y poco a poco, las barreras emocionales se desvanecían, permitiendo que la cercanía y la conexión entre ellos florecieran.
Nadie podía negar que la tensión sexual entre ellos aumentó al mil por ciento, ninguno de los dos se movió un ápice, Gabriella solo ve como en cámara lenta la boca de Fabrizio acercarse a sus labios, el sabor del vino se mezcló con la pasión de los dos, su cuerpo atrapado entre el mesón de la cocina y la corpulenta humanidad de Fabrizio, libraba una batalla feroz por no caer.
Un beso lento, pero apasionado, los mantuvo unidos por lo que pareció una eternidad, sus labios buscaban saciedad, para calmar el deseo que los rondaba desde hacía mucho rato. Se separaron cuando respirar fue una necesidad, con lo