Capítulo 4: El alma partida

Thiago se quita la argolla de su mano, la aprieta con tanta fuerza perdiendo una gran parte de su razón, más desplantes no  piensa permitirle a ella, él se coloca de pie y aunque sus ojos continúan vidriosos, con la manga de su camisa borra toda la sensibilidad. Thiago abre la puerta y nota que Renata ya no estaba tan cerca de él, ella está acurrucada sobre una esquina observando directamente a sus ojos.  

—¿Por qué me condena de esta manera? ¡Thiago responda! —ella dice con su voz pausada, todo lo que está viviendo la hace creer que está mucho más lejos de sus sueños, ya que si ella está condenada a sufrir eso mismo le ofrecerá a su esposo. 

—Sé que me agradecerá cuando se enamore, yo siempre obtengo lo que me propongo, espero que el proceso de convertirla en mujer no sea para nada largo, porque le juro Renata que estando a mi lado, dejará de ser una niñita consentida —él espeta con orgullo, Thiago levanta una de sus cejas, está que suplica que permanezca a su lado. 

Para Thiago es complicado no poder ni abrazarla, no sentir su aroma y no poder embriagarse de ella, observar únicamente sus labios porque es prohibido para él tocarlos, cuando él se centra más en mirarla ella lo evade. 

—Por algo elegí a Gael, tal vez él si es el indicado para amarme, no tengo nada que proponer ya que todo esto no debería ni existir. Lo único que le digo es que no se atreva a tocarme —Renata le da la espalda a él, Thiago se acomoda detrás y suspira, ella da media vuelta y queda muy cerca de él percibiendo completamente su aliento, su olor a vainilla entra por las fosas nasales de Renata. Thiago acomoda su cabeza de medio lado para tocar su boca, ella levanta su mano y con impulso deja plasmado cada dedo sobre la mejilla de él. 

—Siempre no parezco el mismo pendejo, con esa actitud me está provocando para sacar mi lado más malo, porque este no lo es, nadie la va querer como yo, eso desde ya se lo debe repetir en la cabeza, para ver si de una vez por todas se lo grava, esta cachetada la sentí como una caricia. —Thiago termina riéndose, lo que a Renata no le causa gracia. 

—¿Dónde voy a dormir? —Renata preguntó con enfado, Thiago le señala la cama y la mira de pies a cabeza, directamente la idolatra como una diosa completa, todo con la ilusión que le intenta transmitir, a pesar de que ella no lo entienda —No, eso es una locura —ella grita, Thiago pasa saliva, de tan solo imaginar todo lo que podría suceder entre los dos estando solos. 

—Tenemos un matrimonio, yo me encargaré de que absolutamente todo en nuestra intimidad también se haga realidad, su lugar es a mi lado yo no le haré nada que no desee, lo único que no podré asegurar es que mi corazón deje de palpitar. —Renata se retira para irse a cambiar, sin reprocharle por absolutamente nada a él, Thiago se recuesta boca arriba con la misma ropa esperándola—, no la tocaré hasta que me lo pida y le aseguro que usted misma lo solicitara.  

Renata camina hacia donde Thiago está, con unas prendas que desaparecen ante los ojos de él, son de un color rojo intenso como si ella hubiera querido llamar la pasión, pero precisamente con Gael, aunque nada será suficiente para él sería hasta mejor que lo viera como un amigo. 

—¿Acaso nunca ha visto una mujer? —Renata desliza su espalda hacia atrás luego de sentarse, la sábana se desliza por la suavidad de su piel hasta caer al suelo, Thiago rápidamente la levanta para cubrirla y ella le sonríe con picardía, él regresa a su lugar y le da la espalda. 

—Muchas mujeres han cruzado por mi desastrosa vida, haciéndome caer una y otra vez, a lo mejor lo que jamás había tenido tan cerca es a la que me hace sentir en las nubes. —Thiago cierra sus ojos, ella lo voltea con sus manos hasta dejarlo de frente. 

—Lo más coherente es que reaccione de una vez, no esta bien que se aferre tanto a mi, simplemente porque yo jamás lo amaré, tenía muchas cosas organizadas, pero para Gael con el si apostaba a lograr quererlo y de hecho lo estaba logrando, —ella suspira—. Thiago cuando va a entender que me gusta su hermano —la voz de Renata termina por entrecortarse, Thiago se levanta y tira la puerta muy fuerte, sale a la calle sin saber que rumbo tomar.

Él se da cuenta que Renata está observando por la ventana, lo que lo impulsa a restregarle lo que él llama felicidad a su hermano. Se sube en el auto reprimiendo el amor que necesita salir, los temores intentan vencerlo algo que no dejará, Thiago solo recuerda que ella está a su lado pero por sus errores, él maneja con la mirada ida, llega al poco tiempo donde su hermano. 

Mira de reojo y Gael está profundamente dormido, camina haciendo sonidos lo más fuertes que puede y su hermano alza su cabeza cansada. 

—Thiago ¿Qué haces aquí? ¿No crees que te arrepentiste como muy tarde? —Gael tose con desesperación, su garganta está carrasposa y las palabras no le salen. Su cuerpo está lleno de polvo, solo que el cansancio le ganó. 

—No, claramente no vine a arrepentirme, ¿Qué persona en su juicio haría eso? Gael simplemente quiero compartir mi felicidad contigo ¿Será posible? —Thiago se queda quieto, espera que a su hermano le resbale como siempre todo—. Dicen que en las buenas y en las malas la familia está para apoyarse.

—¿De qué hablas? Mejor permíteme salir, sabes que esto quedará en el olvido —Gael está intentando convencerlo, pero sus palabras parece que Thiago ni las escucha, él solo desea desahogarse. 

—Uni mi vida a la mujer que amo… Espero que respetes mi decisión —Thiago le comenta, sabe que Renata para su hermano solo era una mujer bella, sin contar que era la más aburrida en cambio, para Thiago ella es su mundo, la persona por la que merece sacar una mejor versión de sí mismo. 

—Deja las payasadas, ninguna mujer se fijará en el hombre más soberbio que puede existir, te acabas de tirar mi vida, yo solo espero que mi mujer todavía me este esperando en el altar. Es mucho el descaro tuyo Thiago lo único que yo tengo que escuchar es unas disculpas —le dice Gael, con su pecho agitado y su mirada llena de irá, por su parte Thiago está inexpresivo. 

—Antes te quería demasiado Gael eres mi hermano, siento tu dolor solo que ya no me importa, por el simple hecho de que te estoy odiando, tienes que aparentar ser el más galán de los dos, dejándome a mí como un egoísta cuando precisamente lo eres tu. —Thiago arruga su frente, los pliegues que se le hacen son la muestra de su sufrimiento, no obstante, todo lo que está haciendo tiene como justificación el amor.  

—¡Thiago! —Gael no deja de gritar, mientras que Thiago va saliendo de la casa. 

—Que tengas una buena noche hermano —dice Thiago sin expresión alguna en su rostro. 

Las gotas del cielo comienzan a caer, empapando el traje de novio que lleva puesto Thiago, él se quita el abrigo y cae de rodillas e inclina su cuerpo, tapando su rostro con el húmedo suelo.

—En la guerra y en el amor todo se vale, no importa los métodos lo único que importa es el resultado.

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