Tarek juntó a su familia tras su espalda y mostró el pecho ante el alterado sujeto armado, aún con esa expresión de ceño fruncido o ojos saltones llenos de furia.
El soldado, quien había tomado el trabajo de guardia hacía un par de semanas, sintiéndose amenazado por el joven tras la derrota de su superior y sin intención de tolerar la humillación que había recibido el cuerpo militar con ese acto, puso el ojo en el visor de su arma decidido a saciar su venganza, aun sintiendo la mezcla de nerviosismo, adrenalina y determinación con su compromiso.
Ligeramente temblando por su estreno de acción real tras un fusil, ubicó impaciente el dedo en el gatillo y apuntó la cruz de la mira por encima del cuello de Tarek, observando al detalle ese rostro enfurecido que él sentía repudiable.
—Te tengo malnac***—dijo con una fría sonrisa.
—¡Detengase soldado!—. Una voz grave salió desde dentro del túnel que conducía al interior del domo.
Sorprendido, el guardia Hans volteó su atencion hacia dentro d