Me encuentro en el despacho, trabajando de una manera tranquila. Mi felina, me trajo el desayuno y se marchó. Las marcas que dejé en su cuerpo los exhibe sin vergüenza y eso me hace sentir más tranquilo.
- Buenas marcas. – habla su hermano, recordándome lo que hicimos anoche. – Y por lo que veo no le molesta.- Soy su esposo. ¿Por qué le molestaría?- Porque tiene una reunión con tus socios. – mi ceño se frunce. - ¿No lo sabías?- No me dijo nada, y se acaba de marchar.- Entonces te avisará sobre la hora.En ese momento ingresa Paulo en el lugar, sonriente como siempre, pero la sonrisa se le borra cando ve la seriedad en mi rostro.- ¿Qué sucede? – pregunta.- ¿Vienes para la reunión? – pregunta esta vez Francisco.- Si, Olivia me citó para hoy. Es un negocio grande, una construcción perfecta para sacar a flote. Esos árabes quedaran encantados.- ¿De qué mierdas están hablando?- ¿Acaso no lo sabes? Olivia consiguió que los árabes escuchen su