—No cuelgues, dime lo que sea.

—Ya que te preocupas tanto por mí, te diré algo que aún no sabes: en realidad, Alondra tiene sentimientos genuinos por ti, pero la diferencia de edad de seis años entre ustedes es un obstáculo que Alondra no puede superar. Así que elige evitarlo. Si te esfuerzas un poco más, si insistes un poco más, siempre y cuando no la molestes en el trabajo, es muy probable que Alondra se abra a ti pronto—explicó con agrado Isabella.

Viendo la gran preocupación de Guillermo por ella, Isabella le dio un consejo.

—Te lo agradezco mucho, ¿sabes? Aún así, estás preocupado por mi vida amorosa en este momento—bromeó Isabella, con una amplia sonrisa, mientras observaba furtivamente el auto que los seguía de cerca.

Justo cuando el conductor giró, Isabella vio de inmediato a Guillermo detenerse ilegalmente, con las luces intermitentes, en la intersección de la Avenida de la Paz.

Al ver el auto especial, Guillermo se acercó rápidamente.

—¡Te veo! —dijo Isabella al conductor mie