De repente, el suelo desapareció bajo sus pies.
En medio del fuerte torbellino, ella rodó escaleras abajo entre gritos de lamento y sorpresa.
Los sonidos a su alrededor se amplificaron infinitamente, e Isabella sintió que el dolor en su abdomen la estaba dejando inconsciente instantáneamente. Se aferró con fuerza a su vientre, sintiendo cómo un calor fluía desde su interior, algo se escapaba con rapidez de su cuerpo.
Quería que alguien salvara a su hijo, su último pariente en este mundo.
—¡Isabella!
En un fugaz instante, Isabella pareció ver a Herman abriéndose paso entre la multitud directo hacia ella.
—Herman...
Isabella intentó extender la mano para pedirle a Herman que salvara a su hijo, pero la conciencia fue devorada por la oscuridad, y su mano cayó pesadamente con fuerza a su lado.
—¡Isabella! — Herman se arrodilló y se quitó la chaqueta para envolver a Isabella y levantarla en brazos. —No te preocupes. ¡Te llevaré al hospital!
Fuera del quirófano del hospital.
Luis colgó el tel