P.O.V Adrien
Observo cómo ese hombre está hablando nuevamente con Eileen. La frustración me embarga al ver que ella sabe que estoy aquí y continúa conversando con él.
Cuando ella se va, él también lo hace. Decido seguirle rápidamente para alcanzarla, pero veo que entra al hotel y luego al elevador. Intento seguirla, pero las puertas se cierran antes de que pueda entrar.
—¡Maldición! —los celos me consumen.
Entonces, veo al señor Abadí acercándose a la recepción. Se me ocurre un plan y espero que él pueda ayudarme. Corro hacia él para alcanzarlo.
—Señor Abadí —le llamo, deteniéndose de inmediato.
—¿Señor Giordano? —me saluda, algo sorprendido.
—¿Puedo pedirle un favor, señor Abadí? —le digo, notando que me mira con curiosidad.
—Claro, ¿en qué puedo ayudarle?
—Sé que no es conveniente pedir esto, pero ¿podría darme una copia de la tarjeta del cuarto de la señorita Eileen?
—¿Por qué debería dársela? —me pregunta, con una expresión de desconfianza.
—Le seré sincero,