Salgo de la habitación de Eileen y me acerco a mi asistente, Joel, con cuidado.
—Joel, necesito que cambies a Eileen de habitación y que lo hagas sin que nadie se entere. Además, ponle un guardaespaldas.
—¿Pasa algo, señor?
—Eileen está en peligro. El accidente no fue una casualidad. Quiero que revises de nuevo la escena del accidente y verifiques si encuentras alguna evidencia relacionada con Citlali.
—¿Ella está involucrada en esto?
—Sí, pero necesito discreción. Alguien nos delató y dijo a Citlali dónde estábamos.
—Entendido, señor. Pero ¿qué hago si los padres de Eileen preguntan por el cambio de habitación?
—Lo más probable es que no estén al tanto de la habitación original. Así que haz el cambio sin levantar sospechas. Tú sabes cómo manejarlo.
—Sí, señor, con la máxima discreción.
—Yo iré a verla.
—¡Señor!
—Baja la voz, podrías ser escuchado.
—No puede ir, señor. Si ella fue capaz de hacerle esto a la señorita Eileen, también podría hacerle cosas peores a