Había estado enamorada de Jorge desde que era una niña. Él era un mejor amigo por quien en algún momento desarrollé sentimientos más profundos.

No podría decir el momento exacto, pero la amistad se convirtió en amor a una edad temprana. Intenté dejarlo ir, pero nadie más se comparaba con él... ¿quién podría hacerlo? Este bebé sería el momento decisivo entre nosotros.

Cuando me acerqué a las puertas de la Manada del Fantasma Oscuro, reduje la velocidad. Afortunadamente, los guardias me reconocieron y me hicieron señas para pasar directamente.

Me detuve frente a la Casa de Alfa y encontré los alrededores en silencio.

Ya era media tarde, había terminado todo el entrenamiento matutino y los miembros de la manada estaban en sus casas o realizando sus tareas diarias.

Me dejé entrar, como lo había hecho cientos de veces. No necesitaba tocar a la puerta de los Vargas... no cuando éramos familia extendida.

Nuestra casa era su casa... y siempre había sido así.

Sin embargo, me sorprendió encontra