SofíaMientras esperaba a Vítor en el salón, el corazón me latía más deprisa. La incertidumbre de lo que planeaba para el almuerzo aumentaba mi expectación. Había algo mágico en la forma en que me cuidaba, sobre todo ahora que se abría un nuevo capítulo en nuestras vidas con la noticia de mi embarazo.La idea de tener un hijo con Vítor era a la vez emocionante y aterradora. Sabía que nos enfrentaríamos a retos, pero la idea de tener este hijo con él era algo que me calentaba el corazón y me ponía nerviosa al mismo tiempo. Al fin y al cabo, este niño le salvará de esta enfermedad. Estos pensamientos me llevaron a reflexionar sobre Vítor. Con este embarazo que tanto deseaba, va a tener una vida sin preocuparse por la medicación, porque está bien y vivo para hacer sus cosas, trabajar, viajar... Un día me dijo que me iba a llevar de viaje a conocer Europa. En aquel momento me pareció estupendo, nunca había viajado.Me miré la barriga, dentro había un pequeño inquilino que crecía cada día.
BernardoEstaba en mi despacho revisando unos documentos y me di cuenta de que mi teléfono móvil empezaba a vibrar. Dejé inmediatamente lo que estaba haciendo para contestar. Cuando vi el número de casa, me pregunté quién me llamaba.- ¿Diga? ¿Quién es? - dije.- Sr. Bernardo, ¿es usted? - pregunto. La voz parece ser la de María y suena angustiada.- Sí, María, soy yo, Bernardo. ¿Qué pasa y por qué me llamas? -pregunté, ella no es de las que llaman a una empresa, y más de esta manera. Entonces me vino a la mente mi hermano. - María, ¿le ha pasado algo a Vítor, ha estado enfermo?- El señor Vítor goza de buena salud, pero ocurrirá una tragedia si usted no viene aquí. - Dijo ella. Salto de la silla.María, el ama de llaves, parecía al borde
VitorAcabo de terminar de arreglarme. Salía de mi habitación y cuando me dirigía a las escaleras he oído gritos en el piso de abajo:- ¡DÉJAME! ¡ME DUELE! - La voz parece ser de mi morena. ¿Quién le hace daño? ¡Acabaré con el desgraciado que le hace daño a mi morena!Bajé corriendo las escaleras y cuando llegué al salón vi a mi madre junto a María que decía algo, y por la expresión de su cara estaba llorando. Me acerqué y pude oír lo que decía.- Sr. Renato, suelte a Sofía. Le está haciendo daño. - me preguntó. Cuando miré a mi alrededor, mi padre estaba sacando a rastras a la morena. No voy a dejar que lo haga.La ira latía por mis venas al ver como mi padre sujetaba a Sophia por los brazos, la fuerza bruta que estaba utilizando me llenaba
SophiaOcho meses despuésLlegamos a casa de mis abuelos de visita. Estaba embarazada de 40 semanas, mi barriga era enorme, me dolía la espalda y tenía los pies hinchados, pero aparte de eso me encantaba. Y mi barriga era redonda, allá donde iba la gente la miraba asombrada. Aunque estoy a punto de tener a este niño, todavía no he elegido un nombre y ya he ido al médico y ya sabía el sexo y que sería una niña.Pero en el fondo no sé si estaría bien, Vitor había dicho antes que en cuanto naciera este niño lo iba a donar a algún orfanato, pero viendo lo feliz que estaba con mi embarazo, creo que puede haber cambiado de opinión. Lo malo es que me he encariñado con este niño. Imaginando cómo sería, ¿se parecerá más a mí o a Vitor?Y en cuanto Vitor llega primero del tr
SofíaNo puedo creer que esto estuviera pasando, la Sra. Estela me miraba seriamente y lo único que sé es que me emocioné sólo de pensar o imaginarme lejos de Vitor y de esta hermosa niña dentro de mí.- Sophia, ¿te hice una pregunta? ¿Qué es eso de un contrato? - me pregunta. Vuelvo la cara. Y pienso en lo que debería decir. - Sophia, ¡contéstame, por favor! - insiste ella.- Si te digo la verdad, tú y tu marido os pelearéis con Vitor y volveréis pensando lo peor de mí... -declaro. Volvieron a caer lágrimas. - "Y teníamos una relación muy buena y no quiero que eso se acabe...", hice una pausa. Me llevo la mano a la cara, intentando secarme las lágrimas. Pero siguen cayendo. Estoy muy nerviosa. Ahora con la política que acabo de revelar a la señora Estela y los pensamientos de imaginarme
VítorEstaba en otra reunión aburrida aquí en Carvalho Engenharia Ltda.. Me estaba muriendo después de la noche anterior. Mi querido hermanito me obligó a ir a esa maldita reunión. Yo no estaba de humor para ir, por no hablar de que estas reuniones con los clientes son muy aburridas. Ahora mismo me encuentro con uno de nuestros queridos y aburridos clientes. El Sr. Benjamin Monteiro, propietario de Monteiro Residencial.- Señor Monteiro, llevamos aquí más de una hora y no llegamos a ninguna parte. Ya me duele la cabeza. Mi tiempo cuesta dinero. ¿Podría dejarse de rodeos e ir al grano? - dije golpeando la mesa con el bolígrafo. Ya estaba impaciente.- Por eso prefiero a Bernardo que a ti. ¡Eres muy insolente! - refunfuñó el moreno, sentado frente a mí.¡Que me jodan! Bernardo, ¡te voy a matar por esto! Me incliné hacia delante, apoyando los brazos en la mesa de cristal y me enfrenté a él.- ¡Escuche, señor! En primer lugar, diríjase a mí como Sr. Carvalho y no a usted. Mi querido herma
Vítor- ¡NO PUEDO CREER QUE HAYAS HECHO ESO, VITOR! ¡INACREDIBLE! - Mi hermano se levantó de la mesa del comedor. Pareces muy enfadado después de lo que pasó en la reunión que tuve con el señor Monteiro.Mientras él gritaba por encima de la mesa, yo seguía saboreando mi carré de cordero. Tengo que decir que está delicioso. María, nuestra camarera, se lo ha currado.- ¡Qué maravilla! Estoy aquí diciéndote que no deberías haberle hecho esto a nuestro cliente más antiguo, ¡y ahí estás, disfrutando del cordero! - Me miró fijamente.- ¡Es magnífico! ¡Tienes que probarlo! ¡María mató a ese cordero! Es suficiente para hacerte la boca agua. - Cogí mi copa y di un sorbo a mi Chateau Latour.- Vitor, el Sr. Monteiro es nuestro cliente más fiel. ¡Pediste una garantía! ¡No exiges acciones como garantía! Luego, no satisfecho, ¡le hiciste firmar un contrato sin haber hablado con su abogado! Eso es mucho...Levanté el dedo índice señalándole, con la taza en la mano.- Inteligente. No hace falta que
Vitor- ¡Joder, Bernardo! ¡Es una mierda que me hayas traído a esta clínica de mierda! ¡Te dije que estoy bien! - Me quejé.Estábamos en una sala esperando al médico, que fue a buscar los exámenes.- Debido a esto, tuve que cancelar un almuerzo con una rubia. Porque mi querido hermano estaba preocupado por mi salud.- ¡Puedes parar, Vitor! Luego vuelves a hacer un trato con esa mujer. Sabemos muy bien que no es importante... - dijo Bernardo mirándome fijamente. - ¿Cómo que no es importante? - Le corté. - ¡El sexo es importante! ¿O crees que un hombre de mi tamaño se va a masturbar como un adolescente? ¡Venga ya! - recalqué.Agachó la cabeza de un lado a otro, sin creérselo.- Escucha, Vitor, hace dos meses que no estás bien. Cansancio, fuertes dolores de cabeza, náuseas, dolor en las rodillas... - Desvió la mirada hacia la puerta, para ver si había llegado el médico. Cuando no apareció, volvió a mirarme. - No olvides que delante de los proveedores que habíamos contratado esa mañana,