Ignorando el drama que estaba ocurriendo en su ciudad natal, Dante e Isabella estaban de camino al estacionamiento ya que la jornada laboral habia llegado a su fin, donde ambos se despidieron de Elizabeth.
Por su parte el pelinegro mayor se miraba feliz y relajado ya que en verdad esa siesta le había caído bien a su cuerpo y se sentía con las energías renovadas.
- Te confieso que estabas bromeando cuando me dijiste que te dormirías – opino Isabella mientras acomodaba en sus brazos a su pequeño.
- Bueno ahora sabes que hablaba en serio – indico divertido Dante.
- Jaja eso veo, ambos se quedaron durmiendo por un buen rato – dijo ella mirando a su pequeño feliz jugando con su peluche.
- Oye ¿y lograste acabar tus pendientes de hoy?
- Si, todos los pendientes de hoy quedaron listos y ya mañana me reuniré con algunos del gobierno.
- ¿Eh? ¿y eso? – preguntó extrañado - ¿tienes algún problema con tus permisos?
- Los de la empresa no, pero necesito algunos especiales para el concurso que dese