CAPÍTULO 24

Daniel:

Respiro hondo. Ada, emite un chillido por lo bajo cuando el asesino sale de entre los arbustos. No logro entender como algo tan simple, con efectos tan malos logra asustarla, pero la dejo ser. Porque, por primera vez no pensó en ella sino en mí y eso me agrada muchísimo. Más de lo que ella podría llegar a imaginarse.

No sé con exactitud cómo empecé a ver a Ada con estos ojos, de la manera en que ahora la veo, pero lo hago.

Es molesto tener que aceptar que he caido ante ella. Quizás por el encierro, tal vez por la cantidad de tiempo que pasamos juntos o solo porque, de tanto quejarme termino gustandome como si eso fuera un plan macabro del karma por las veces que vocifere que nunca llegaría a fijarme en alguien como ella.

Buena esa vida, me has dado un buen golpe.

—Oye, oye... —Ada jala de mi camisa. Tiene los ojos cerrados, unas cuantas lágrimas han caído por su rostro porque hay evidencia de ello. Comienza a darme pena, porque ella sólo quería agradar esta vez, pero terminó a
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