Laura estaba exultante.
Después de una semana del humillante incidente con Ángela Lee, su rostro había recuperado su belleza natural; una vez que la inflamación de su nariz y mejillas cedió, pudo comprobar que no había nada deformando sus delicadas facciones, por eso, un día antes de viajar de vuelta, se fue a un spa y se hizo cuanto tratamiento facial pudo hacerse.
Dos noches antes de eso encontró a David en un estado deplorable, apenas la vio, su mirada lanzó dagas ponzoñosas contra ella, y aunque eso le dolió, también le dio a entender que algo malo había sucedido.
Esa noche, el vino que estuvo tomando en el bar del hotel le supo más dulce y se fue a dormir con una sonrisa en el rostro.
También hizo que se esforzara más por complacerlo. Se mantuvo alejada de él, llevando sus interacciones al mínimo.
Tal vez Laura pod&iacu