CAPÍTULO I. . EL PRINCIPIO DESPUÉS DEL FIN

Derek, no podía creer que se encontrara en esta situación por culpa de sus malas decisiones, ahora tenía que aguantarse a la loca de Vanessa que hablaba incesantemente, se sentía aturdido, por la cantidad de incoherencias que decía, no sabía en qué momento iba a poder escapar de sus manos.

Ya verás que seremos muy felices… Tengo todo planeado para nosotros, iremos en el yate de mi querido esposo… se sonrió como desquiciada, no te pongas celoso mi amor que en realidad él no es mi esposo, fue una unión simbólica porque él quería tapar que es gay aunque para el mundo yo sea la esposa más mimada tenía que aguantar sus halagos en público y sus demostraciones de cariño, es un idiota en serio, para que nadie se diera cuenta y yo sabes que me derrito de amor por ti.

Suena perfecto 

 respondió secamente el hombre, mientras miraba como una ambulancia pasaba por el lado derecho de la autopista en sentido contrario al que iban ellos.

Eso lo hizo sentir alivio, porque significaba que tanto Mariana, Cristian al igual que los niños no corrían peligro, pues también vio a las patrullas de la policía, pero Vanessa, al estar en su propio mundo de fantasías no le prestó atención y eso era perfecto pra  lo que tenia planeado hacer.

Iremos a una isla y haremos nuestra propia vida, viviremos en nuestro propio mundo, tengo tantos planes que no te imaginas enfatizaba la mujer con un gesto de felicidad.

Pero Derek, ya estaba cansado de su cháchara y molesto exclamó ¡Ya basta loca!

¿Qué te pasa mi amor? Indagó la mujer sorprendida, sin entender por qué ese cambio repentino de humor de su querido Derek.

¿Qué me pasa dices?, realmente quieres saber lo que me pasa expresó el hombre apretando los dientes en un gesto de profunda ira. Me secuestraste, le disparaste al imbécil de Cristian, dopaste a los niños, y estuviste a punto de dispararle a Mariana, y aun así te atreves a preguntarme qué carajo me pasas. ¡Detén este maldito auto de inmediato!  Exclamó furioso.

No lo hare, tú eres mío y mío serás hasta que la muerte nos separe, no dejaré que vuelvas a burlarte de mí. Poco me importa esa maldita o esos engendros, pues si no eres para mí no serás para nadie enfatizó la mujer con su rostro transformado de odio.

¿De qué hablas Vanessa?  Fue lo único que pudo pronunciar Derek, cuando vio en los ojos de Vanessa que está en verdad había perdido completamente la razón. Dio un giro al timón hasta donde venía un camión a toda velocidad y las luces lo cegaron.

HORAS DESPUÉS

¡No madre eso no es verdad!, yo... trató de defender a Mariana frente a los ataques de su madre.

¿Cómo es posible que te hayas dejado engatusar? Te lo dije Derek no te cases con esa maldita mujer y ahora mírate estarás postrado en una cama quien sabe por cuánto tiempo y puede ser que nunca logres levantarte algún día de allí destiló cuan veneno la mujer.

¿Entonces nunca podre caminar? preguntó

incrédulo
, ¿es eso? Seré un maldito estorbo al cual no le servirán jamás le servirán las piernas.

¡Eso te pasa por estúpido!  Exclamó la mujer enfurecida.

Justo en ese momento, se apareció Mariana a quien la madre, no perdió oportunidad de ofender y achacarle las desgracias de su hijo y aunque aún padecía el dolor de saberse como el mismo se autonombró un inútil, defendió a Mariana de los ataques de esta. En el momento que vio a Mariana marchase sintió algo en su corazón que no podía identificar, dolor, tristeza, decepción de haber dejado ir a una buena mujer, porque de algo estaba seguro Mariana era la mejor de las mujeres que él había conocido, pero era una lástima que él no la hubiese valorado, porque nunca había aprendido a amar a nadie.

EN OTRO LADO DE LA CIUDAD

AÑO Y MEDIO ANTES

Papá no hables de esa manera, tú nunca me vas a faltar. Indicaba una dulce muchacha de veinte años a la que le brillaban los de ver el amor con que se contemplaban sus padres recostados a las afueras de su pequeña casa en una hamaca colocada años atrás por su padre.

Cariño no tenemos la vida comprada, hoy estamos y mañana quien sabe, pero si un día te faltamos tienes que ir a mi tierra, al lugar que me vio nacer. Indicaba su padre quien abrazaba y llenaba de mimos a su esposa.

Siempre hablas de ese lugar como si fuera el paraíso, me niego a ir sin ustedes. Cruzo los brazos como hacen los niños pequeños al no aceptar algo

Escucha a tu padre Camil y no seas obstinada  Le ordeno su madre y como ella no creía que algún día estaría sin sus amados padres, aquellos que solo la habían rodeado de amor y buenos valores.

Está bien papá, si algún día sucede algo así prometo ir a tu tierra y hacer una vida ahí.  Suspirando finalmente sin saber que un año después tendría que cumplir esa promesa con el corazón destrozado y roto en mil pedazos juntándolos y enfrentando la vida en otro país con el afán de cumplir una promesa.

EN LA ACTUALIDAD

Vamos Camil sé que estás ahí ¿De qué te sirve esconderte? Gritaba el hombre, ya te dije todo se podrá resolver rápido si tan solo aceptaras mi propuesta, tendrías el mundo a tus pies. Pero, tranquila muñeca volveré y esta vez no podrás escapar de mí.

Camil Harrison, de veintidós años presa de pánico salió del armario donde se había escondido junto con un bate de béisbol, solo quería llorar por su mala suerte, ese hombre que la atormentaba hace semanas era el dueño del edificio y de otros turbios negocios más, era Alessandro Peterson, un hombre que la acosaba desde que lo conoció cuando ella se mudó a ese departamento desde hace seis meses. Sin embargo, no había podido hacer nada para resolver la situación. Estaba atada de manos con un contrato de dos años y si no cumplía tendría que pagar una jugosa indemnización que ilusa había sido quedo tan enamorada del departamento que no había leído las letras pequeñas del dichoso contrato que había traído tanta angustia a su vida. No podía irse de ese lugar, ya que sus ahorros se estaban agotando, no tenía empleo y tampoco donde ir. Se había mudado a la ciudad desde un País muy pequeño de Sudamérica, con los pocos ahorros que había podido conseguir gracias a la venta de su diminuta casita tras la muerte de sus padres como consecuencia de una epidemia que azotó a su pueblo.

«No sé qué más hacer, pero jamás me acostaré con ese hombre, ¡Soy una inútil que no puede encontrar un empleo decente! Mi maldito título de técnica en enfermería no me sirve en este país de mierda» expresó molesta en un principio, sin embargo, lo pensó mejor y se reprendió «no debo hablar de esta manera después de todo mi padre nació aquí y gracias a eso no soy una indocumentada que anda huyendo de la migra como mi amiga Graciela o tengo la necesidad de casarme por la Green

Card eso se lo dejo a Tatiana mi prima, sin embargo, tengo que hacer algo lo más pronto posible. Debo salir de aquí a buscar un empleo que me brinde algo más que no sea solo para poder comer, ese hombre es un mal nacido ha subido la renta a propósito, quiere a orillarme a que me arrastre a sus pies, pero no lo haré así tenga que comer galletas y agua todo el día. Dicen que en Estados Unidos es el país de las oportunidades ¿y la mía cuando va a aparecer? Como decía Mamá las oportunidades no tocaran tu puerta, tiene razón».

Ya la tristeza y el hambre la hacían hablar sandeces, «tengo que salir de aquí y seguir repartiendo tarjetas».

Se mide la presión arterial y se aplican inyectables a domicilio. Camil Harrison 

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