NO JUEGUES CON FUEGO
NO JUEGUES CON FUEGO
Por: Naylea Garcia
CAPITULO 1

PARIS – FRANCIA

ALESSIA

La mañana pinta gris, el ambiente huele a humedad, la lluvia se aproxima y yo necesito llegar a mi destino antes de que los fuertes torrentes de agua invadan la hermosa ciudad de Paris, el invierno llego más rápido de lo normal y por ese mismo motivo el tráfico es horrible, llevo parada frente al semáforo más de quince horribles minutos en los que los autos frente a mí no hacen ni el mínimo esfuerzo por avanzar “odio el maldito tráfico, pero amo el invierno” Los inviernos son hermosos, en esta ciudad no suele llover frecuentemente en invierno y algunas veces suele nevar y admito que es algo de lo que disfruto mucho.

Aunque en las noticias que escuchaba hace veinte minutos dijeron que no nevaría hasta posiblemente la semana que viene, no pude evitar sonreír cuando dijeron que tomáramos las precauciones necesarias ya que si llovería.

La fila de autos frente a mi empieza a avanzar y yo suspiro cuando al fin empiezo a moverme en mi auto, me tocaba estar más temprano en mi trabajo para empezar con un informe junto a mi nuevo jefe “Nicolás va a matarme”, a él le gusta la puntualidad y no lo culpo ya que a mí también me gusta ser puntual en todo momento.

Empiezo a conducir por las transitadas y hermosas calles de la ciudad hasta mi trabajo haciendo uso de mi memoria para recordar algunas cosas que no tuve ni la más mínima gana de anotar, mientras conduzco al pequeño edificio donde trabajo mi teléfono suena, pongo el manos libres y respondo.

-Hola – digo

-Hola – habla mi amiga “ISABEL” del otro lado de la línea – oye estoy preocupada ¿te paso algo?, es tarde deberías haber llegado hace media hora.

-Sí, estoy bien – respondo tranquilamente pero conduciendo más rápido de lo que debería – solo me atrase por el tráfico pero estaré ahí en cinco minutos.

-Bien – la escucho suspirar – te veo luego.

-De acuerdo – cuelgo y sigo conduciendo.

Llego a la calle Elisse Reclus cinco minutos después deteniéndome frente al pequeño y gris edificio de dos plantas con el nombre de “MINISTERIO PUBLICO” grabado en letras de color azul, trabajo aquí desde hace cinco años, el MP se encarga de promover la persecución penal y dirige la investigación de los delitos públicos, soy una criminalista que le apasiona su trabajo pero que a veces le da flojera anotar cosas y no entiendo como soy una de las mejores.

Entro al estacionamiento dejando mi honda civic en el lugar que me corresponde y salgo avanzando a pasos apresurados al interior del edificio, mi puesto está en el área de investigación que es a donde me dirijo apresuradamente para no recibir una sanción o un regaño por ser una impuntual.

-Buenos días Javier – saludo al policía que está en la entrada del edificio.

-Buenos días señorita Navarra – me responde y paso de largo después de dedicarle una leve sonrisa.

-¡Alessia! – le grito antes de presionar el botón rojo del ascensor. “odio que me llame por mi apellido”.

Subo al ascensor que me lleva a la segunda planta donde está mi puesto, no tardo ni un minuto en estar fuera y camino a mi pequeña oficina que tiene una puerta de vidrio la cual me deja ver a Nicolás sentado frente a mi escritorio, me apresuro y entro casi corriendo con una estúpida sonrisa en mi rostro.

-Hola jefe – lo saludo sentándome frente a el – perdón la tardanza, había un horrible tráfico y por eso vengo a esta hora.

-Descuida – me sonríe – te entiendo, el tráfico en esta época del año es una m****a.

-Tienes toda la razón jefecito – rio por como lo llamo, pese a que tiene 27 años lo respeto dentro del trabajo – pero bueno.

Se ríe y niega inclinándose para sostener su IPad y encenderla.

Nicolás Dumont, guapo de cabello oscuro y unos hermosos ojos cafés, con una leve barba que lo hace ver más maduro para la edad que tiene, en el brazo derecho bajo la camisa blanca que trae se le puede ver las iniciales de una palabra tatuada al igual que en el cuello se le puede notar las pequeñas garras tatuadas en colores blanco y negro, “demasiado bueno”.

-Mejor empecemos mujer – se levanta con su IPad en mano y camina hasta una mesa que tengo para hacer mi trabajo a parte – necesitamos terminar este informe antes de las nueve.

-Está bien – enciendo mi IPad y busco todo lo que anote posándome frente a él y dejando la mesa en medio de ambos – tengo aquí todo lo que encontré, pero Katrina me envió los resultados de la autopsia que le practicaron justo a la media noche.

-¿Qué? – abre los ojos sorprendido – ellas ¿en serio hicieron eso?

-Pues obvio – ruedo los ojos y rio – es el trabajo de los Forenses aunque no sé qué tan bonito sea ver un muerto en un lugar lleno de muertos a media noche y solo acompañada de una persona.

-Lo dice la persona que mira muertos todo el tiempo – sonríe.

-Eso es diferente – me defiendo – en fin, mejor sigamos con nuestro trabajo – asiente con una tonta sonrisa en el rostro.

Nos colocamos frente a las hojas que tengo en la mesa y el sigue con su aparato tecnológico moderno en las manos.

-Bien, cuéntame entonces que encontraste – toma su IPad y entra a las planillas que usamos para hacer mejor la investigación.

-Encontré cinco balas de calibre 9 mm en el lugar del ataque – le informo mientras el escribe en el IPad – el arma con que dispararon era una Beretta 92fs, provocando que el señor Mario Dubois muriera por heridas en el cráneo – levanto la plaqueta de rayos x que Katrina le hizo al muerto mostrándosela a Nicolás – el punto exacto donde impacto la bala fue aquí ¿lo ves? – Señalo la parte frontal en medio de las dos cejas – paso de largo saliendo por la parte occipital del cráneo eso explica que su muerte fue rápida.

-Bien – levanta la vista de su aparato y se concentra en mí – pero ¿encontraste algo más?

-Oh si – saco una bolsa de plástico – encontré esto y un anillo con una calavera, horrible por cierto.

-Este anillo es genial – se coloca un guante de látex y lo sostiene – míralo es de oro, mmm… 24 quilates.

-¿Qué…? – dejo la pregunta en el aire cuando la puerta de mi oficina se abre de golpe.

Ambos giramos nuestras cabezas hacia la entrada y fijamos la vista en una Isabel bastante enojada aproximándose a mí, trae el cabello alborotado, los ojos rojos que gritan que ha estado llorando y casi se nota que saca humo de las orejas.

-¿Qué pasa? – Pregunto observándola con mi ceño fruncido.

-¿Te hicieron algo? – le pregunta Nicolás.

-Nelson – hace una mueca – él es lo que me pasa.

-¿Qué con Nelson? – cuestiono confundida, se supone que estaban en una relación, algo complicada pero relación al fin.

-El hijo de puta jugo con mis sentimientos – suspira y niega con la cabeza riendo – el muy cabron acaba de romperme el corazón en miles de pedazos.

Nelson es mi amigo pero él siempre le gusto a mi mejor amiga, empezaron a salir dos meses atrás después de declarársele frente a la gran torre Eiffel con flores y un enorme cartel y ahora le rompió el corazón. Ahora entiendo su expresión, es de enojo "menudo imbécil".

De esta no sale vivo, Isabel es muy rencorosa como para dejar de lado lo que sea que acaba de pasar entre ellos. La conozco lo suficiente como para saber que esta se las cobra tarde o temprano.

-Bien, cálmate ¿Qué carajos hizo, como para romperte el corazón de pollo que te cargas? –me cruzo de brazo y ella empieza a caminar de un lado hacia otro como león enjaulado.

-Es que es un estúpido ¿sabes qué hizo? – Sigue caminando como pantera enjaulada y me desespera – ¿sabes qué…? Mejor te cuento…

-Por favor – le pido.

-Estaba ¡Follando con Katrina! – Grita y se pellizca el puente de la nariz – la muy tarada estaba gimiendo como loba en celo mientras lo montaba en pleno baño de mujeres, estaba a nada de arrastrarla por todos los pasillos de este lugar – una sonrisa se forma en mis labios y…

Espera ¿Nelson y Katrina estaban follando en los baños? Oh menudo idiota.

- ¡ES UN IMBECIL! – vuelve a gritar y estrella la mano en mi escritorio, entiendo que no es algo bueno, y me saca de quicio que venga a hacer sus pataletas aunque yo aria lo mismo.

- ¡Deja de gritarme! – Le grito – no estoy sorda – ya me enojo más de lo que estaba.

-Bien, sal de aquí y diles que los necesito aquí ya mismo – habla Nicolás y yo lo observo con una clara expresión de confusión ¿Por qué no en su oficina?

Sale sin refutar nada mientras ahora es Nicolás quien camina por mi oficina como león enjaulado con el enojo hasta las orejas, esos babosos no saben en lo que se metieron, si quieren revolcarse que lo hagan fuera del trabajo, pero dentro no, eso conlleva a que los suspendan o les pongan una multa por no respetar la instalación.

Katrina entra seguida de Nelson, me quedo quieta en el fondo de mi oficina dándole paso a Nicolás para que empiece a soltar su veneno.

-Que lindos son – empieza viendo a Katrina con enojo – cogiendo como conejitos en los baños de las instalaciones, no podían, no sé, quizás ir a otro puto lugar – veo a Katrina que agacha la cara y Nelson aguantando una risa – ¿de qué te ríes maldito imbécil?, ¿te causa gracia hacer estas estupideces?, este lugar se respeta si tienes ganas de meter tu verga en una vagina pues ve a un hotel, a tu casa o que se yo pero aquí no – demanda – dime ¿quieres una multa o quieres que te suspenda un día?

-Somos amigos – le reclama Nelson – no puedes hacerme esto.

-Claro que puedo – le palmea el cuello cuando se levanta y rodea la mesa hasta quedarse detrás de ambos – soy el jefe por ende mis reglas se respetan, por muy amigos que seamos no voy a dejar que hagas cochinadas aquí, recuerda que tenemos cámaras en todos lados – vuelve a sentarse – que no ves que le trae mala reputación a todo el edificio, si alguien más te ve haciendo este tipo de cosas créeme que te vas a arrepentir.

Lo veo suspirar y Katrina alza la mirada enfocándola en el con un leve rubor en sus mejillas.

-Perdónanos Nick – le dice con un hilo de voz – no volverá a pasar, si quieres ponernos un castigo o lo que sea yo lo aceptare.

-¿Pero qué coño? – Nelson se levanta de su asiento – yo no lo acepto, solo fue una vez y en los baños

-Mira – se vuelve a levantar Nicolás haciéndole frente – si llego a recibir un severo regaño del mero jefe por tu culpa, juro por mi vida que te cortó esas horribles bolas que te cuelgan entre tus piernas ¿entendido?

Lo veo tragar saliva y asiente sentándose otra vez en la silla frente a él, mientras yo sigo callada en el rincón aguantando las ganas de soltar una carcajada.

-Bien, denle gracias al cielo que nadie los vio…

-Y entonces ¿Cómo lo sabes tú? – interrumpe Katrina.

-Tengo cámaras lo recuerdas – miente, en los baños no hay cámaras – como decía denle gracias al cielo, esta vez no voy a hacer nada contra ustedes pero que sea la primera y última vez que hacen esto – se pellizca el puente de la nariz – pueden retirarse y pónganse a trabajar.

-Gracias – murmura Katrina, se levanta y sale.

Le dedico una mirada a Nelson que no se inmuta en levantarse y este carraspea

-Todo esto te lo dijo Isabel ¿verdad? – Pregunta y recuesto mi espalda en la pared  – ella me vio y tuvimos una discusión y esta es su venganza por ser un idiota con ella.

Me rio

-Al parecer no la conoces muy bien que digamos – camino hacia él y suelto una leve risita negando con la cabeza – tranquilízate, que si te vio pero esa no es su venganza, esa mala jugada que le hiciste tarde o temprano se las cobra porque con Isabel Guerrero nadie juega.

-¿Sabes qué? – Se pone de pie – mejor me voy – se encamina a la salida y suelto una carcajada que hace que Nicolás me vea con una sonrisa en su rostro. 

Nelson es todo un Don Juan y no dudo que Isabel se cobre la que le acaba de hacer, le dio lo mejor de ella y él no la valoro metiéndose con una amiga cercana, la traiciono y le rompió el corazón en miles de fragmentos que solo aran que ella sea mala con el aplicándole la ley del boomerang.

Isabel vuelve a entrar mientras Nick no deja de verme como si fuera una divinidad y empiezo a sentirme nerviosa por las miraditas que me da.

-Oigan – habla Isabel suspirando – tengo un plan para hoy, vamos a bailar.

-¿Bailar? – Cuestiono divertida – querrás decir emborracharnos.

-Si lo que sea – se da la vuelta caminando a la salida – ocho empunto en el barrio latino.

Suelto a reír otra vez negando recordando todas la borracheras que se puso en el mismo bar.

-¿Cómo en los viejos tiempo?

-Si, como en los viejos tiempos

Sale y me devuelvo hacia Nicolás que aún no se levanta de mi silla y me sigue reparando, empiezo a ponerme nerviosa así que solo me dedico a sonreírle y caminar a la mesa donde estábamos trabajando antes de hablarle.

-¿Entonces vienes con nosotras? – le pregunto ignorando su mirada sobre mí.

-Eres tan hermosa – me dice levantándose de la silla y caminando a mi lugar – No sé porque hasta ahora me doy cuenta de eso.

-¿Eh?

Paso saliva y mi corazón se dispara latiendo más rápido cuando se para firme ante mí, veo sus ojos cafés sobre los míos, su perfume amaderado inunda mis fosas nasales, clavo mi vista sobre sus labios ¿quiero que me bese? ¡NO! Jamás, solo es mi amigo me repito.

Trago grueso cuando se acerca más a mí, su aliento se funde con el mío, ladea la cabeza listo para besarme y…

-Perdón – lo aparto y camino de vuelta a mi escritorio – yo… Ummm… discúlpame, no – tartamudeo – no sé qué me paso.

-¿No querías que te besara? Alessia – me pregunta cuando se para atrás de mi – porque yo si quería.

-No – murmuro – eres mi amigo Nick y no pretendo que esto vaya más allá de nuestra amistad.

-Está bien – se da la vuelta y camina a la salida – a las ocho las veo en el bar – asiento y sale.

Dejo escapar el aire y sacudo la cabeza, no sé qué es lo que acaba de pasarme pero no quiero sentir nada por nadie, también me han lastimado mucho como para venir a arriesgar mi corazón con alguien que tarde o temprano me dirá lo que muchos me han dicho “no eres lo suficiente”.

Trabaje mucho en mi autoestima, en mi amor propio y trabaje días en mi mente para que dejara de culparse a sí misma por captar aquellas palabras que me hacían sentir menos a las demás mujeres, como aquellas mujeres voluptuosas o que entran en los estándares de belleza, hice muchas cosas para cambiar mi apariencia y que me aceptaran pero tampoco funcionaba, siempre era lo mismo hasta que un día me canse de hacer las cosas por los demás solo para que me aceptaran.

Empecé una rutina todas las mañanas al levantarme “ir al baño, verme al espejo y decirle a mi reflejo, eres una mujer única, capaz de todo y hermosa”, no voy a negar que me funciono y que soy feliz conmigo misma pero aún me da un poco de pánico tener una relación y que la persona con la que este me diga lo mismo que he escuchado muchas veces.

“Tranquila, vas a superarlo”

Enciendo de nuevo mi IPad y continúo con el informe que quedo a medias antes de todo el show que paso en menos de nada dentro de mi oficina.

Definitivamente no puedo dejar que mi corazón se enamore.

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