27-Siempre recuerda que te amo.
Ania se quedó sin habla y aunque por dentro estaba que gritaba a todo pulmón no podia hacerlo, no podia articular palabra ninguna, ni tan siquiera logró moverse cuando Pablo entró a la casa como si fuera la suya propia.
-Mamá, era por fin un descono...¡papá! ¿qué haces aquí?-le preguntó asombrada Amelia.
-Sencillo, visitando a mi familia, al final de la jornada tu madre y yo seguimos casados, ¿no es así Ania?
-Para mi desgracia-dijo Ania cuando logró reaccionar-eres un ser despreciable Pablo al cual mi padre, que Dios lo tenga donde mejor estime conveniente me unió obligada.
-Nunca te soporté-siguió hablando Ania- nunca pude tenerte cariño, respeto, ni tan siquiera por asomo un poco de aprecio.
-¡Bueno ya basta!-gritó Pablo-yo tampoco te soportaba, fue una tortura cada día, cada hora a tu lado, solo acepté, porque realmente tu padre me hizo una oferta irrechazable, pero en cuanto pude me libré de ti.
-Encerrándome-dijo Ania con dolor en sus palabras.
-No me dejaste otro c