Hoy es un día maravilloso en la cuidad. El sol está brillante y el aire se siente cálido.
Solo que hay un problema.
Hoy me desperté enferma por lo que Sebastián no me dejó ir a la oficina.
Me remuevo en la cama sintiendo mi estomago revuelto.
- Aquí tiene su té, señora- escucho a Raiza. Bajo la sabana y ahí está.
- Gracias- musito.
Me siento y agarro la taza con ambas manos.
- El señor vendrá luego de su junta. Dijo que si sigue igual para cuando él regresa, la llevará al hospital- comenta.
- No es necesario. Seguro me cayó pesada la hamburguesa triple con queso extra y las tres ordenes de papas fritas- de solo mencionarlo, mi estómago se agita de nuevo.
- Bien, el té le ayudará a calmar su malestar- menciona antes de irse.
Lo bebo poco a poco hasta acabarlo.
Me levanto y decido darme un baño.
Me coloco con un vestido color rosa entallado de mangas largas, que me llega a media pierna.
Me maquillo ligeramente antes de salir de la habitación.
- ¿Ya está mejor?- cuestiona al verme en la