P.O.V. Rocío.
Estoy tan feliz, mi bebé nació sano, fuerte, grande y muy hermoso. Lo observo detenidamente, se parece por completo a su papá, pero no se parece en nada a mí.
- Esto no es justo. - Digo mientras aún amamanto a William.
- ¿Qué no es justo amor? - Ryder pregunta confundido y preocupado.
- Yo lo llevé por cinco meses en mi vientre y no se parece en nada a mí, es igual a ti en todo, hasta en su forma de ser es igual a ti. – Le reprocho haciendo un pequeño berrinche.
- Mi amor, bueno es que mi sangre es más fuerte y... ¿Qué quieres que te diga? – Pregunta riendo un poco.
- Nada. – Contesto cómo una niña, con un puchero y fingiendo enfado.
- Te amo mi amor, tal vez el próximo se parece a ti.
- ¡¿Qué?! ¿Di-dijiste próximo? Sabes amor me encantan los bebés y mucho más si son tuyos, pero la verdad duele, y mucho. – Confieso con miedo.
Él estaba a punto de hablar, pero en ese momento llegan todos los chicos y la Nana, él reacciona cubriendo mi pecho descubierto con una mantita.
-