Capítulo 03. Coraje

   Sophia continuó chillando y Dragos la ignoró de camino al aeropuerto, poco rato después se sintió cansada y el aroma de Dragos la desquiciaba, era como estar dentro de la mejor pastelería y estar hambriento y sin dinero, si cierra los ojos se ve a sí misma mordiendo su cuello; trata de acompasar sus latidos a los de él y poco a poco siente como sus latidos comienzan a ser espaciados; de nuevo la debilidad la arropa y siente que la vida se le escapa, con coraje lo mira y pronuncia lo más fuerte que puede y es un quejido:

   —Exijo regresar con mi familia.

   Dragos la observó directamente a los ojos y se puso más cómodo en el auto, disfrutando de su superioridad.

   —Empecemos por aclarar algo niña; primero tú no exiges, segundo, te dirigirás a mí con respeto, porque de ahora en adelante soy tu rey y tú mi esclava.

   —Prefiero morir antes de ser tu jodida esclava —contestó con hilo de voz Sophia y Dragos se echó a reír.

    —Tu loba no es tan inútil, ya no puedo hipnotizarte.

   Dragos cerró los ojos como para tomar una siesta, Sophia lo imitó, se siente aún más adolorida, porque lo desea con desesperación y lucha contra sus sentimientos ambiguos, su loba y ella no están acopladas, el desbalance consume en ella mucha energía, entonces pensó en las palabras de Dragos.

   — ¡Me has hipnotizado! —Sophia de repente estaba segura de ello, cerró los ojos y pudo ver imágenes como flash de un recuerdo que no sabe cuándo vivió, él riendo, siendo amable, acercándose a ella, besándola, era una bonita fantasía, Sophia se dejó llevar por ella y el frío, de nuevo su corazón comienza a hacer paréntesis en los latidos.

   En cuanto Sophia abrió los ojos, Dragos la tenía sobre sus piernas.

   —Estás muriendo y en vez de suplicar, peleas.

   — “Amor y coraje nos mueve” era el lema de mi padre, yo amo a un lobo, aún gobierno en mí, no soy tuya —exclamó Sophia con rabia y quiere herirlo, detesta que él la trate tan mal, se suponía que así no era conseguir la pareja destinada, nada de lo que ocurre es lo que ella y cualquier chica aunque no sea loba sueña tener.

  Dragos pegó la nariz entre sus pechos y pasó su lengua fría dibujando una línea vertical, el escalofrío y la necesidad de apretar sus piernas ante el placer que sintió su cuerpo la sorprendió. Sophia volvió a cerrar los ojos y mordió sus labios tratando de evitar el jadeo que igual emitió.

—Ten el coraje y acepta que quieres que te bese —susurró Dragos seductor y el cuerpo de Sophia se estremeció de placer.

   Solo hacía falta que Dragos la tocara para que su necesitada loba tomara el mando, lo desea, su magia no entiende que él es un desalmado y por ello maldice su condición, pero siempre ha sido débil para negarse al placer.

   Sophia buscó sus labios presa de la lujuria y él se echó atrás; la agarró del cabello y apretó en su puño haciendo que su cuero cabelludo picara.

   —Pídemelo, Sophia.

   Dragos había dicho que ya no podía hipnotizarla, pero Sophia lo dudaba, porque siente la boca seca y su centro húmedo.

   —Sabes que mi estúpida loba te necesita.

   —Tú Sophia, tú quieres que te bese —enfatizó Dragos y pasó la lengua por el pulso acelerado en su cuello—. Aun muriendo reaccionas a mí.

   —Déjame morir entonces y ya para de burlarte.

   Dragos la miró, en silencio, su rostro no expresaba lástima, consideración, ni siquiera una sonrisa.

   —Si me pides que te bese no te dejaré morir, ten el coraje de pedirlo y lucha por un día más de vida.

   —Bésame… —susurró ella presa de la necesidad por él con los ojos cerrados.

   Sophia no había terminado de pedirlo cuando los labios fríos de Dragos se apoderaron de los de ella, a Sophia le hubiera gustado perder todo sentido de identidad y echarle culpa a su tonta loba enamorada, sin embargo, fue su decisión que sus manos fueran al cabello de Dragos para pegarlo más a ella, fue con intención que su lengua degustó la de él chupando como si fuera un hielo en un día caluroso, él se movió y ella temerosa de que se retirara mordió su labio inferior, tratando de retenerlo haciendo que una diminuta gota de sangre de él cayera en su lengua, más desesperada estuvo al sentir su sabor.

   De inmediato por instinto vio el cuello de Dragos, el lugar donde él debe llevar su marca.

   Poseída de esta energía se movió a pesar de la resistencia de Dragos, pero no era fuerte para dominarlo, con el pulso errático y el corazón desbocado lo observó, estaba despeinado y sus colmillos visibles, con las pupilas completamente dilatadas haciendo ver sus ojos oscuros; respiraba de manera errática como ella.

   Dragos llevó su dedo índice a la boca de ella y delineó sus labios, luego los pellizcó arrancando una exclamación de ella.

   —No te di permiso de morderme —la acusó Dragos y aunque no sonreía, sus ojos oscuros brillaban divertidos.

   —Quiero tu sangre —dijo ella desesperada.

   Dragos sonrió y mordió su propia muñeca y una vez más le dio de beber, Sophia sabía que tendría poco tiempo así que chupó con angurria llenándose de pura energía vital, él sonrió y muy pronto la retiró de sus piernas.

   —Eso es pequeña, quiero que aprendas que a veces el coraje implica pedir clemencia.

   —Necesito más —suplicó Sophia.

   —Estamos llegando al aeropuerto.

   Cómo si despertara de un extraño sueño Sophia parpadeó y se arrimó lejos de él, llena de impotencia respiró profundo, deseó haber tenido el valor de morir con dignidad; no lo puede culpar de hipnotizarla, tampoco asquearse de beber sangre, lo desea como si fuera una vampiresa, eso la hace sentir vergüenza con ella misma y renegar de su loba con deseos vampíricos, Dragos interrumpió sus cavilaciones.

   —Dime niña atolondrada, ¿mientras estabas excitada entre mis brazos pensaste en tu querido novio lobo? ¿Cómo es que se llama?, oh sí; Dorian… —pronunció Dragos de forma pausada, era un desgraciado y lo disfrutaba.

   Sophia abrió los ojos como platos y Dragos la hizo sentir desnuda ante él, no sabe qué tanto sabe de ella, mientras ella no sabe nada de él, por supuesto, sabe que es un desgraciado vampiro, eso era más que suficiente para entender que su calvario apenas empezaba. Dragos la tomó del mentón con fuerza.

   —Te he hecho una pregunta ¿pensaste en Dorian? —inquirió Dragos con sus ojos grises de nuevo y mala cara habitual.

   Sophia negó con la cabeza, no pudo mentirle, sería una tontería, él lo sabría.

   El viaje fue con escala de un avión privado a otro. A Sophia de nuevo le ardía la garganta, se moría por pedirle un trago de sangre, pero se mordió la lengua hasta hacerla sangrar, ella no se rebajaría a pedirle nada nunca más, solo ganaba que él se burlara y que su loba se volviera más dependiente de él.

   Finalmente aterrizaron en Bucarest, Rumania y se montaron en un vehículo de lujo con chofer.

   —No me digas que vamos a Transilvania —comentó Sophia burlándose de él.

   —Claro, vamos a mi reino —respondió él sin captar la burla de Sophia.

   Sophia se echó a reír y él la observó, ella creyó ver que su labio se levantó en un amago de sonrisa, pero fue muy rápido.

   Ella no dijo nada por un rato, pero luego no resistió burlarse.

   — ¡Soy el conde Drácula! —Pronunció Sophia con voz de ultratumba — ¿la capa para cubrirte del sol la traes en la maleta?

   —Al menos no me convierto en perro desnutrido —inquirió Dragos mirándola de soslayo.

   Sophia bajó los ojos y dejó de reír.

   —Debes aprender a ser  más dura, Sophia, ¿no me digas que vas a llorar y a llamar a tu hermana para que me castigue?

   Sophia lo miró y en sus ojos no solo había dolor, también mucha ira.

   —No tengo una loba normal, es desnutrida y patética, ¿pero qué se puede esperar si es pareja de un vampiro?

   —De uno que te vuelve loca…

   Sophia volteó y vio su linda sonrisa, se sentía muy seguro de sí mismo, ella rodó los ojos.

   — ¿Al menos tendré una cama, o dormiré en un ataúd? —Preguntó para cambiar el tema y continuar burlándose de él.

   —Sé que estás impaciente por llegar a la cama conmigo —Dragos se echó a reír—, trata de disimular tus ansias.

   — ¿Por qué me salvaste Dragos? —Inquirió Sophia—, es obvio que no te agrado y ni mucho menos sientes una conexión mágica conmigo ¿Y por qué demonios tengo recuerdos de ti si no te conocía?

   Dragos la miró sobresaltado.

   — ¿De qué hablas?, ¿a qué te refieres con recuerdos míos? —dijo sorprendido.

   Sophia entrecerró los ojos.

   —No te hagas, sé perfectamente que me has hipnotizado, pero no sé qué hicimos, aunque recuerdo qué…

   —Niña tonta, obviamente tienes fantasías conmigo, no es raro, uno de mis dones es ser irresistible; piénsalo, eras una vulnerable humana antes de ser una patética loba y si te hubiera conocido siendo humana no podrías recordar haber sido hipnotizada.

   Sophia poco convencida, pero sin argumentos iba a preguntar sus intenciones con ella, porque no lo veía con ánimos de hacerla reina si le ordenaba ser su esclava, pero él cerró los ojos y ella sintió mucho sueño, echó la cabeza atrás y se quedó dormida.

   Después de un rato Dragos movió su hombro sin el más mínimo de delicadeza.

   —Despierta Sophia, llegamos…

   Sophia bajó del vehículo y quedó impresionada al ver un castillo estilo medieval, el olor a vampiro no le sorprendió, lo que sí, fue descubrir que no le parecía desagradable como siempre le dijeron que se percibía el aroma de ellos.

   Todos los vampiros que se encontraron se paraban firme ante Dragos y la miraban a ella con animosidad, Sophia estaba furiosa, quería demostrar superioridad, ella era una loba Alfa, pero su caminar defectuoso despierta curiosidad y siente que la ven como a un bicho raro.

   Dragos como si ella no existiera ni siquiera la espera, subir las escalinatas de la entrada del castillo fue una tortura.

   «Colabora Loba imbécil, estamos quedando como unas débiles lisiadas» 

   Renegó una vez más Sophia de su loba muda que no le da el poder que debería darle.

   Finalmente Sophia entró al castillo, estaba avergonzada, adolorida y muy furiosa. Dragos está hablando con un hombre que se nota que es su sirviente y Sophia detectó que era un vampiro diferente, no era un nacido, era un humano transformado.

   Sophia desvió la mirada y se concentró en la belleza, por dentro era todo absolutamente moderno y ostentoso, solo la fachada era antigua.

   —Su alteza ¿dónde ubicará a la chica? —preguntó el vampiro sirviente mirándola de forma despectiva y arrugando la nariz.

   Sophia con la paciencia agotada simplemente explota, no es algo raro en ella.

   — ¿Por qué me ves así? ¿Crees que hueles muy bien?, sí, soy una loba, tú una asquerosa abominación y no te lo demostré mirándote de arriba abajo.

   —Llévala a la torre —ordenó Dragos de inmediato, allá se le bajaran los sumos a esta niña malcriada.

   El vampiro agarró a Sophia de un brazo y usando velocidad sobrenatural, la tiró a una habitación de piedra en lo alto de una torre en la otra ala del castillo.

   — ¿Creen que soy Rapunzel?, sáquenme de aquí desgraciadas sanguijuelas.

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