Mi hermano al cual tampoco le hacía mucha gracias asistir a fiestas nos llevó, y decidió quedarse en el bar de enfrente con unos amigos que tampoco eran habitués de boliches, esperando a que me aburriera o que saliera corriendo, de hecho se cruzaron apuestas a ver cuánto duraba ahí dentro, lo más triste que nadie apostó más de una hora y media.

Yo estaba decidida a aguantar y hasta quien te dice no lograba encontrarme algún candidato interesante que me sacara de la cabeza a Markk que tan mal me tenía.

Entramos y fuimos directo a lo que era una barra con un señor que servía bebidas, yo me pedí una gaseosa y las chicas unos Daiquiris, nos sentamos ahí mientras ellas trataban de enseñarme las distintos espa