Sonreí a pesar de todo el dolor que sentía en ese momento:
- ¡Hola, superviviente!
- No es un... ¿Sueño?
- No es un sueño... Estoy aquí, a tu lado -le aseguré, apretándole un poco los dedos-. - Pero no te resistas, por favor. No tienes que decir nada.
Su respiración era débil y a veces parecía que estaba haciendo un gran esfuerzo para inhalar el aire por sí mismo. Mis dos manos rodearon las suyas y le dije:
- Definitivamente voy a volver a Noriah North. Pues recupérate pronto. No me harás venir todos los días a este hospital, ¿verdad? - Sonreí juguetonamente, secándome las insistentes lágrimas que rodaban por mis mejillas.
Tras una breve sonrisa, con dificultad, noté que una lágrima solitaria rodaba por su mejilla:
- Gracias... Por venir.
- Eres muy, muy importante para m&iacut